artritis reumatoide/ Un artículo publicado en la REES analiza las diferencias en el uso de terapias biológicas en las comunidades autónomas
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Los autores instan a la administración a priorizar los recursos para la AR y aconsejan desarrollar una estrategia que mejore su abordaje
Las evaluaciones independientes de los fármacos y la desigual implantación de unidades específicas aumentan la brecha entre CC. AA.
REDACCIÓN
Madrid
Más de 200.000 personas conviven con la artritis reumatoide (AR) en nuestro país. La incidencia anual es de 8,3 nuevos casos por cada 100.000 adultos mayores de 16 años y es mayor en el sexo femenino, con una tasa del 11,3 frente al 5,2 del hombre.
Estas son algunas de las cifras de la AR en España, una enfermedad cuyo coste total, teniendo en cuenta también las incapacidades temporales asociadas, suma más de 8,3 millones de euros, según una publicación sobre el Impacto de las Enfermedades Reumáticas en nuestro país. No obstante, los costes de esta enfermedad se caracterizan por una gran heterogeneidad, con una mayor inversión en la fase inicial de la enfermedad, debido a las pruebas diagnósticas y al tratamiento con diversos fármacos, y también en la fase más avanzada, en la que prima el tratamiento de las complicaciones, pero que tienden a reducirse a medida que se logra el control de la inflamación y de la progresión de las lesiones.
La detección precoz de la artritis reumatoide y un adecuado tratamiento pueden minimizar su impacto. En este abanico se encuentran los medicamentos biológicos, que han demostrado beneficios, aunque no se utilizan por igual en todas las comunidades autónomas.
Precisamente estas diferencias han sido objeto de análisis en la última edición de la Revista Española de Economía de la Salud, que se puede consultar a través de internet (www.rees.es), que publica un artículo en el que también se analiza el impacto de la enfermedad y los costes asociados.
Según este artículo, la existencia de realidades distintas en las 17 comunidades autónomas, con diferentes políticas y decisiones unilaterales para asegurar el uso racional del medicamento y contener el gasto, da lugar a desigualdades en el acceso a los fármacos.
Pero hay otros elementos que retrasan el avance de este tipo de terapias, como el hecho de que cada centro hospitalario realice su propia evaluación de manera independiente. Otro factor que está en la raíz de esta inequidad son las diferencias asistenciales entre las regiones, en las que un déficit en el número de médicos o reumatólogos afecta al diagnóstico y tratamiento de los enfermos y retrasa el acceso a los biológicos.
Asimismo, la creación de unidades específicas de acceso prioritario puede facilitar el diagnóstico, pero no están implantadas por igual en todas las comunidades.
Aunque reconocen el esfuerzo realizado, los autores del estudio subrayan que es necesario que las administraciones prioricen los recursos y promuevan el uso de biológicos para minimizar desigualdades. También aconsejan la puesta en marcha de una estrategia que permita un abordaje eficiente y precoz de esta patología.