José A. Rodríguez Barcelona | viernes, 24 de octubre de 2014 h |

Los anticuerpos monoclonales frente a dianas selectivas son la gran esperanza entre los nuevos tratamientos en desarrollo para el asma y otras enfermedades alérgicas. Ésta es una de las principales conclusiones del XXIX Congreso de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), celebrado en Salamanca. Los anticuerpos monoclonales pertenecen a la familia de los tratamientos biológicos. En la actualidad, sólo hay aprobado un anticuerpo monoclonal anti-IgE (omalizumab), para pacientes con asma grave alérgica o con urticaria crónica refractaria al tratamiento convencional. Como señaló Santiago Quirce, jefe del Servicio de Alergia del Hospital La Paz de Madrid, gracias a este fármaco “se observa una mejora notable de la calidad de vida y disminución de las asistencias a Urgencias e ingresos”. En la actualidad hay varios fármacos de este tipo en desarrollo en fase 2 y fase 3 para bloquear ciertas citoquinas pro-inflamatorias. Estas terapias representan el 30 por ciento de todos los compuestos en investigación clínica en este campo. En esta línea, se encuentran en desarrollo moléculas como mepolizumab y benralizumab (para bloquear IL-5), lebrikizumab y tralokinumab (IL-13) y dupilumab (IL-4). Asimismo, durante el congreso también se comentó que el bloqueo de más de una vía de citoquinas (como IL-4 e IL-13 con dupilumab) podría ser especialmente eficaz. La ventaja de los anticuerpos monoclonales, según Santiago Quirce, es que “son muy selectivos, ya que van dirigidos a dianas moleculares muy concretas”.

Otro de los temas más debatidos fue el de las terapias génicas, que, por el momento, quedan más lejanas en el horizonte ya que sólo se están investigando en modelos animales. “Es probable que los microARN, pequeñas moléculas de ARN mensajero, estén sobreexpresados en los casos de alergia”, comentó Quirce. Como recordó este experto, se está trabajando para identificarlos como biomarcadores en el asma.

Por otro lado, durante el congreso también se comentaron los resultados del proyecto EASI, auspiciado por la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI) y que implica a 54 médicos españoles, 27 franceses y 21 alemanes. El objetivo de este proyecto era estudiar las reacciones adversas al tratamiento de inmunoterapia convencional en el caso de las alergias respiratorias. “Pero en pacientes de la práctica clínica, no de ensayos, a los que se siguió un mínimo de tres meses y, en algunos casos, hasta quince meses”, señaló Pablo Rodríguez del Río, especialista del Hospital Niño Jesús de Madrid. Los resultados muestran que, de los 4.300 tratamientos-pacientes, en sólo 2,1 se dieron reacciones adversas. Y sólo una fue grave. “Un porcentaje de reacciones realmente muy bajo”, añadió este especialista.

Inmunoterapia oral con alimentos

Las alergias a los alimentos, por otra parte, están aumentando en los últimos años. Hasta ahora, el tratamiento más habitual era evitar los alérgenos alimentarios. Pero, como señaló Del Río, “esto sólo es un parche”. Por eso, este experto hace hincapié en la inmunoterapia con alimentos, es decir, administrar cantidades progresivamente crecientes del alérgeno (alimento o fracciones del mismo) con el fin de producir respuestas inmunitarias que creen tolerancia frente a dichos alimentos. De este modo, el paciente puede llegar a tolerar una ración normal (por ejemplo, un vaso de leche en los niños) o dosis más bajas “pero que lo protegen si contacta accidentalmente con el alimento”. Pero es fundamental realizar este tratamiento en centros que cuenten con los especialistas adecuados, “ya que se pueden producir reacciones peligrosas”. Además, es necesario realizar una buena selección de los pacientes. “Los más idóneos son los que no van a superar espontáneamente la alergia”, añadió Del Río.