Entrevista/ El economista matiza los datos de gasto sanitario de la OCDE y aboga por comparar con sistemas afines

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| viernes, 08 de julio de 2011 h |

E.M.C.

Madrid

Pregunta. Según los últimos datos de la OCDE el gasto sanitario español representó el 9,5 del PIB en 2009, un 0,5 por ciento más que el año anterior. El aumento estaría vinculado con la recesión ¿qué lectura se puede hacer?

Respuesta. Que los ratios en términos de PIB pueden ser engañosos. Mejor per cápita y ajustadas las cifras por capacidad de compra. Del gasto, además, hay que mirar las ‘tripas’ Las cifras agregadas no dicen mucho…

P. La OCDE también avanza la tendencia de que en 2011 el gasto sanitario se estabilice o caiga ligeramente, por el crecimiento económico y el control del gasto que contemplan los programas para rebajar el déficit, ¿alguna observación al respecto?

R. Lo que acontezca con el denominador, el PIB, marcará más tendencia en el ratio que el numerador, la capacidad de reducción efectiva del gasto.

P. En porcentaje de PIB, nuestro país estaría en la media de la OCDE, una comparación que usted considera “tramposa”, ¿por qué motivo?

R. Porque utiliza valores medios de países con distintos sistemas y diferente composición público/ privada, y en diferentes estadios de desarrollo económico.

P. ¿En qué términos debería realizarse esta comparación y con qué modelos?

R. Per cápita, según capacidad adquisitiva y comparando las cifras que tenían aquellos sistemas con los que uno se desee comparar cuando tenían éstos la renta que tenemos hoy nosotros.

P. Si se comparara con los sistemas que se desea emular, Reino Unido, Italia, Finlandia, etc., sí existiría un desfase de dos puntos del PIB en gasto social y público, según ha comentado en alguna ocasión…

R. No si se ajusta por composición demográfica y renta per cápita. En la regresión estadística tenemos el gasto sanitario total que nos corresponde por nuestro nivel de desarrollo. Importa sin embargo su composición (público/ privado) y cómo se financia el componente público (combinación de tasas —copagos— e impuestos) Los nórdicos tienen más gasto público, en su componente social relativamente más financiado con copagos que nosotros. No así el Reino Unido. Son las típicas “trampillas” de los académicos politólogos.

P. Siguiendo con los datos de la OCDE, el gasto por persona en nuestro país sigue estando por debajo, con 3.067 dólares PPP (paridad de capacidad adquisitiva), frente a la media de 3.223, ¿qué análisis puede hacerse?

De nuevo, la composición del gasto, combinación de su financiación, y en qué partidas se concreta y se expresan es más decisivo que la cifra agregada.

P. ¿Considera que el gasto sanitario en nuestro país está en línea con lo que España puede permitirse?

R. Sí. Más aún. Si sabemos que la elasticidad renta del gasto sanitario público es superior a la unidad (cuando crecíamos o creíamos que lo hacíamos gastábamos a proporción más en sanidad) y nos hemos creído que en realidad como país éramos más ricos que lo que éramos efectivamente (un 10 por ciento se calcula), la retroacción del gasto hoy debiera de superar aquel 10 por ciento. No voy a postular esta medida porque entiendo perfectamente que en gasto sanitario la recurrencia manda y que como mucho cabe discernir los niveles de contención…

P. ¿Qué opina entonces de la medida propuesta por Felipe González que plantea aumentar en un uno por ciento el porcentaje de PIB destinado a la sanidad, a costa de reducir costes en estructuras administrativas?

R. No le doy más valor que el deseo de alguien que ahora tiene experiencia pero no responsabilidades. En suprimir diputaciones sí estoy de acuerdo (tengo trabajos que cuantifican su sinsentido) y también otras instituciones creadas por el mismo ex presidente; y en aplicar el ahorro a gasto sanitario o a educación, ello lo hemos de tomar los analistas de lo que se decida en sede parlamentaria. Su opinión, como la mía o la de cualquier ciudadano ¡en democracia ahora vale igual!

P. ¿Cuál debe ser entonces el papel de los gestores?

R. Los gestores deben tomar la restricción presupuestaria como dada y dedicarse a mejorar la aplicación de cualquiera que sea el gasto asignado. Quien aspire a decidir sobre niveles de gasto e ingresos a la vez que concurra a las elecciones. Lo que digo radicaliza el argumento, pero estamos cansados de politiquería barata, especialmente perversa si procede de supuestos académicos, periodistas, técnicos o gestores para los que los prejuicios políticos pesan más que la objetividad del análisis.

El gasto sanitario en España representa ya el 9,5 por ciento del producto interior bruto (PIB). Son las últimas cifras, correspondientes a 2009, que ha ofrecido los datos de salud de la OCDE 2010, y que sitúan a nuestro país en la media de este retrato de los 30 países más desarrollados del mundo. Sin embargo, el aumento de este porcentaje no se explica con una mayor inversión en sanidad, sino con la reducción del PIB registrada en la esfera internacional como consecuencia de la crisis económica, y en particular en España, donde el producto interior bruto bajó un 4,4 por ciento en 2008/2009, según estos datos.

En nuestro país, el peso del gasto público supuso en 2009 el 73,6 por ciento del total, el equivalente a un 6,99 por ciento del PIB, frente al 72,6 por ciento del total del gasto sanitario en 2008.

No obstante, España queda por debajo de la media en gasto per cápita, el verdadero referente. Los países de la OCDE destinan una media 3.223 dólares ppp (paridad de capacidad adquisitiva, tipos de cambio que igualan el poder de compra de las monedas), y España se situaría en 3.067, con Italia ligeramente por delante (3.137 dólares ppp) y muy por detrás de EEUU (7.960) o Noruega (5.352).

Los indicadores también reflejan que el peso del gasto farmacéutico en el gasto sanitario total en nuestro país se redujo ligeramente en 2009, pasando del 19,1 en 2008 a un 18,9 por ciento.

Asimismo, la OCDE ofrece indicadores sobre la densidad de profesionales sanitarios. España supera la media de estos países en número de médicos, con 3,8 por cada mil habitantes en 2010 y 3,5 en 2009, en lugar de los 3,1 por mil de media. En enfermería el panorama cambia: apenas un 4,9 en los últimos dos años con una media en los países desarrollados de 8,1 por mil.

Por otra parte, muestran una reducción del número de visitas al médico, con 7,5 visitas por persona al año, aunque por encima de la media de estos países, en 6,7. Una tendencia que también se constata en la duración de la estancia hospitalaria, de 6,4 días y ligeramente por debajo de la media de la OCDE, donde ronda los 6,8 días.