| viernes, 01 de junio de 2012 h |

Pregunta. Ante el contexto de crisis actual, ¿cree que hay que aceptar que la farmacia ya nunca volverá a ser lo que era?

Respuesta. No, nunca. El precio de los medicamentos no volverá a subir y algunos condicionantes, a través de los que se desarrolla nuestra profesión, no van a recuperar los valores anteriores, pero nunca renunciaremos a que la profesión farmacéutica crezca y entre todos buscaremos soluciones. La farmacia del siglo XX supo evolucionar y pasar de elaboradora de medicamentos a ser mayoritariamente dispensadora de medicamentos industrializados. Este reto que vivieron nuestros antecesores nos toca vivirlo ahora a nosotros y, al igual que ellos lo consiguieron, nosotros conseguiremos evolucionar y hacer sostenible la farmacia del siglo XXI.

P. ¿Para que el futuro de la botica esté en manos de la profesión debe cambiarse la actitud?

R. Es totalmente necesario. El farmacéutico no puede pensar que le han robado algo que es suyo por derecho. Tiene que ser consciente de la dureza de los momentos actuales y pensar qué es lo que le conviene hacer y qué farmacia quiere tener. Tenemos una gran oportunidad y deben ser los propios profesionales farmacéuticos los que la encuentren. Para ello, hay que analizar lo que está pasando en el mundo farmacéutico, no solo en España, y conocer las demandas de la sociedad del siglo XXI.

P. ¿Y qué se debe mantener porque funcionan y, en cambio, qué hay que cambiar?

R. El mayor valor de la farmacia es su proximidad y su accesibilidad al ciudadano, sin duda, esto funciona y debe mantenerse. A partir de ahí, la farmacia debe evolucionar hacia servicios que los ciudadanos demanden y que aporten valor añadido.

P. ¿Cree que la administración desaprovecha el potencial sanitario de la farmacia? ¿Qué parte de responsabilidad tiene cada parte en esta situación?

R. Sin duda, la administración está desaprovechando el gran potencial sanitario de nuestra red de farmacias. Mayoritariamente cuentan con los centros de salud. Quizá lo hacen porque quieren aprovechar sus propios recursos o porque no tienen claro que las farmacias quieran participar, pero seguro que si contaran con ellas el coste que les supondría lo compensarían con creces. Y, respecto a nuestra parte, durante años la farmacia vivió una situación desahogada y no puso suficiente empeño en integrarse en la red asistencial. Cada vez más creemos que la única posibilidad de futuro es reforzar el papel de la farmacia dentro de la estructura sanitaria de la atención primaria.

P. ¿Es importante la unión del colectivo en el presente, para salir reforzados en el futuro?

R. Es muy importante. Si cada uno piensa en lo que le conviene individualmente, estamos muertos. La ordenación farmacéutica y el modelo regulado no están pensados como privilegio de los farmacéuticos sino como beneficio para todos los ciudadanos. Ese beneficio es posible gracias a la capilaridad de la red de farmacias y, si desaparece, el modelo desaparecerá con ella. En el momento que vivimos o pensamos como colectivo y logramos mantener las 21.300 farmacias de España o no habrá futuro.

P. Los impagos, los recortes… ¿Hacen mella en la botica? ¿Hay lugar para la esperanza?

R. No son comparables los recortes con los impagos. Los recortes hacen mella en los farmacéuticos, los impagos hunden la farmacia. En cuanto a la esperanza, por supuesto que la hay. Es muy importante que el farmacéutico de base se dé cuenta de cuál es la realidad y esté dispuesto a empezar a andar haciendo camino para marcar su futuro, y para esto es imprescindible que los COF y el CGCOF le ayuden a encontrarlo.