A dapaglifozina, comercializado por AstraZeneca y Bristol Myers-Squibb como Forxiga, y empaglifozina, comercializado por la alianza formada por Boehringer Ingelheim y Lilly como Jardiance, se une ahora canaglifozina, otro inhibidor del transportador sodio-glucosa tipo 2 (SLGT-2), comercializado como Invokana por Janssen, indicado para el tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2 (DM2) en adultos.
Además de reducir las cifras de presión arterial y el peso en unos cuatro kilos, una cifra que Susana Moreneo, del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Gregorio Marañón, destaca que hay que entender “como ocho kilos, los cuatro que pierdes y los cuatro que no ganas”, canaglifozina se diferencia de los otros dos SLGT-2 del mercado en que también actúa sobre el transportador de sodio-glucosa tipo 1. Como señala Antonio Fernández, director de Government Affairs y Desarrollo de Negocio de Janssen, este doble bloqueo logra “inhibir los picos de glucemia posprandial, la razón por la que canaglifozina es superior a otras alternativas en ensayos head to head”.
El fármaco, de administración oral, está disponible en dos formatos, 100 mg como inicio de tratamiento y 300 mg en caso de mal control, y es, según Moreneo, “idóneo para las primeras fases de la enfermedad si no existe deterioro renal”. Actualmente, la indicación en ficha técnica establece su uso, en combinación con otros agentes o en monoterapia, en aquellos pacientes que no responden a la terapia de elección con metformina.
A pesar de estos avances, Javier Salvador, especialista en Endocrinología y Nutrición de la Clínica Universidad de Navarra, incidió en la importancia de diagnosticar la DM2 en estadios precoces con determinaciones de la glucosa periódicas a partir de los 45 años.