Nuevos análisis, presentados en el congreso de la EASD, han demostrado que la seguridad y tolerabilidad global de linagliptina —el inhibidor de la DPP-4 comercializado como Trajenta por Boehringer Ingelheim y Elli Lilly—, así como la incidencia de hipoglucemia son comparables a las de placebo en pacientes diabéticos tipo 2.
El estudio fase III de 52 semanas, realizado en 1.261 pacientes mal controlados con insulinoterapia basal, demuestra asimismo un mejor control glucémico de los pacientes tratados con insulina basal y linagliptina. El peso corporal se mantuvo estable en los dos grupos de tratamiento. Además, linagliptina ha mostrado eficacia y seguridad en pacientes mayores de 70 años en un análisis específico, agrupado, separado de dos estudios fase III que han evaluado el inhibidor de la DPP-4 frente a placebo como tratamiento complementario a la insulina basal en pacientes con edad avanzada. Linagliptina combinada con insulina muestra una buena tolerabilidad en esta población, con una incidencia total de acontecimientos adversos no superior a la de placebo. Además, logra mejorías del control glucémico de un -0,77 por ciento, sin un riesgo excesivo de hipoglucemia. Un tercer análisis de siete estudios fase III muestra también que linagliptina en monoterapia o en tratamiento combinado con distintos hipoglucemiantes se tolera bien y puede representar una opción terapéutica para mayores con diabetes tipo 2 sin necesidad de ajustar la dosis.
Por otro lado, nuevos datos agrupados fase IIb sobre empagliflozina, el inhibidor del contransportador de sodio y glucosa tipo 2 (SGLT-2) también de Boehringer Ingelheim y Elli Lilly, mostraron su efecto sobre la presión arterial además de su acción principal, la disminución de la HbA1c y la pérdida de peso. En este momento, el programa de estudios clínicos fase III con esta molécula incluye a más de 14.500 pacientes.
LY2605541, un nuevo análogo de la insulina basal en investigación también de la alianza de Boehringer y Lilly, reduce, de forma ajustada con respecto al periodo basal, un 48 por ciento la hipoglucemia nocturna en comparación con insulina glargina, según datos de un estudio fase II presentado en la EASD.