El asma es una de las enfermedades crónicas más prevalentes entre la población. Afecta a aproximadamente el 12 por ciento de los niños y el 5-8 por ciento de los adultos. Actualmente, los inhaladores son eficaces para controlar los síntomas en muchos de los pacientes que sufren esta patología. Pero no todos se benefician de este tipo de terapias. Por eso, como explica Eva Martínez Moragón, coordinadora del Área de Asma de Separ, “el futuro del tratamiento de esta patología son las terapias biológicas”.
En este sentido, en España ya hay una terapia biológica aprobada desde hace más de diez años. Se trata de omalizumab, un fármaco inyectable que se emplea para disminuir el número de ataques de asma en el caso de que los síntomas no se logren controlar mediante esteroides inhalados. Este medicamento es un anticuerpo monoclonal humanizado derivado del ADN recombinante que se une selectivamente a la inmunoglobulina E humana (IgE). De este modo previene la unión de ésta con el receptor de IgE de alta afinidad, con lo que logra reducir la cantidad de IgE libre disponible para desencadenar la cascada alérgica.
“El siguiente biológico en llegar será mepolizumab, como tratamiento complementario en pacientes adultos con asma grave eosinofílica refractaria, que es el segundo tipo de asma alérgico más frecuente”, señala Martínez. Mepolizumab se dirige a la interleucina-5 (IL-5), que juega un rol clave en la regulación funcional de los eosinófilos, un tipo de células inflamatorias. Es una buena opción, señala esta experta, para los pacientes que no se benefician de los inhaladores o los corticoides orales, o que sufren efectos adversos con estoscomo osteoporosis, artrosis u obesidad.
Asimismo, hay otros tres fármacos biológicos que están a punto de llegar. “Reslizumab, que ya está aprobado en Estados Unidos, y benralizumab, dupilumab y lebrikizumab, todos ellos en fase 3”, comenta Martínez.
Por otro lado, esta experta destaca que el asma tiene un componente genético importante. Gracias al desarrollo de secuenciadores más potentes, se han detectado asociaciones entre el cromosoma 17q21 Ormdl3 y el inicio precoz del asma.
Asimismo, Martínez subraya que hay que seguir trabajando para mejorar la adherencia al tratamiento, “ya que muchos pacientes son inconstantes, pero, si muestran una buena adherencia, evolucionan bien”.