juan pablo ramírez Madrid | viernes, 10 de octubre de 2014 h |

La reducción de los cuadros médicos en las aseguradoras ha puesto sobre aviso a la Organización Médica Colegial (OMC). La alarma ha saltado estos días en Aragón, donde el Colegio de Médicos de Zaragoza mantuvo una reunión ante un incremento de la rescisión de contratos en las compañías privadas. La situación se ha agravado durante los meses de agosto y septiembre.

“Hemos percibido que un gran número de colegiados se encuentra muy descontento porque las compañías aseguradoras han prescindido de sus servicios sin mediar ninguna justificación y por medio de un burofax”, explica Concha Ferrer, presidenta del colegio zaragozano.

Los vocales de Medicina Privada de la OMC, José María Nieto y Manuel Carmona, acudieron a la reunión. De hecho, este viernes la Asamblea de Medicina Privada por Cuenta Ajena del consejo de colegios de médicos se reunió para adoptar un frente común y entablar contactos con las compañías aseguradoras. Al cierre de esta edición, la reunión no había concluido, pero Nieto solicitó al resto de los colegios nacionales que recabase información para conocer la gravedad del problema.

Esta situación coincide además ya con un deterioro en la relación entre médico y compañía aseguradora. Los ajustes de precios se han dirigido en gran medida a los honorarios. “Una de las maneras de reducir los costes se encuentra en el gasto de nómina que supone un 80 por ciento del coste total de la consulta”, explica Ferrer. El problema, según Nieto, radica en que la empresa privada entiende al médico como un gasto.

De manera paralela, las aseguradoras han dejado “de abonar determinados servicios como pruebas diagnósticas”, señala Nieto. Los médicos se ven obligados a incluirlas en el precio global de la consulta. Esto genera un problema para el profesional que “ha realizado una inversión económica muy alta para la compra de un aparato determinado y no puede amortizarlo”, destaca Ferrer

Rebajas de precios

Existen casos en los que las compañías privadas mantienen el pago de las pruebas diagnósticas, aunque se han llegado a producir bajadas de precios que pueden alcanzar al 50 por ciento, mientras que el precio de la consulta se ha mantenido congelado durante los últimos años.

Nieto advierte de que estos recortes terminarán por impactar de manera negativa en el beneficio de las empresas aseguradoras. “Al no poder invertir en material nuevo, el médico se verá obligado a solicitar las pruebas fuera, lo que incide en un incremento del gasto”, destaca.

Las compañías han apostado por agrupar a los médicos privados en centros y les arriendan un espacio para la consulta. Una postura que tampoco termina de convencer a Nieto por las repercusiones que pueda tener sobre el usuario, que ya ha visto mermada su capacidad de elección por la reducción de los cuadros médicos: “Al paciente no le gusta verse en un hospital, prefiere la consulta por la privacidad y la confianza que le genera”.

Aparte de la reducción de honorarios, la creación de infraestructuras propias para aglutinar a sus médicos es otro de los mecanismos de ahorro que han establecido las aseguradoras. Ferrer ha mostrado su preocupación por las condiciones económicas en las que trabajan los profesionales sanitarios, ante la experiencia vivida ya con los odontólogos: “En este momento, la mayor parte de las aseguradoras tienen sus centros de odontología y el odontólogo es un ‘mileurista’”.