El 30 por ciento de los pacientes con enfermedad coronaria presenta una oclusión crónica. El tratamiento de estas lesiones es todo un reto para los especialistas. Pero, como explica Javier Martín Moreiras, gracias a los avances en los materiales que se utilizan, pacientes que hace unos años eran inabordables ahora pueden recuperarse de estas lesiones tan complejas.
Pregunta. ¿Qué avances destacaría en el tratamiento de las oclusiones crónicas?
Respuesta. La gran variedad de guías, que son los alambres que utilizamos para atravesar las lesiones, sobre las que luego montamos dispositivos como los stents, los balones o los microcatéteres. La gran ventaja de las nuevas guías es que son muy dirigibles. De este modo, podemos penetrar en sitios en los que antes era imposible penetrar. También tenemos muy buenos dispositivos de abordaje subintimal y de posterior reentrada en el vaso, una técnica muy compleja. Y contamos con microcatéteres muy específicos para realizar abordajes anterógrados y retrógrados.
P. El abordaje retrógrado era impensable hace apenas unos años.
R. Sí. Consiste en que, en lugar de romper por delante, lo que se hace es ir por la circulación colateral para desobstruir la arteria. Este procedimiento ni se planteaba hace diez años. Gracias, por tanto, a los nuevos materiales se logran tasas de éxito que pueden llegar al 85-90 por ciento de los pacientes, con tasas de complicaciones muy bajas. Antes, muchos pacientes tenían que someterse a una cirugía cardiaca o a tratamientos conservadores, porque no había forma de revascularizarlos de ninguna manera. Lo importante es que el cardiólogo intervencionista conozca todas las técnicas que tiene a su disposición para elegir la más adecuada para cada paciente. En el Hospital de Salamanca hemos tratado a más de 200 pacientes con las arterias completamente cerradas, y con muy buenos resultados.
P. También está aumentando el uso de la rotablación para tratar lesiones coronarias.
R. Sí, el Rotablator es una especie de oliva de diamante que lija las arterias coronarias. La rotablación es una técnica que se empleó hace años, pero que luego cayó en desuso. Nuestro centro es responsable del registro Wilma, que es el primer registro nacional de rotablación. Este registro pretende ser una fotografía del uso del Rotablator en España. Y lo que vemos es que, a pesar de la variabilidad en la frecuencia de su uso y en cómo se emplea, su utilización es segura, la tasa de éxito es alta y la tasa de complicaciones es baja. Hemos realizado un seguimiento clínico de más de un año a los pacientes, y la tasa de éxito es superior al 95 por ciento.
P. ¿En qué consiste exactamente esta técnica?
R. El Rotablator es como una oliva que está montada sobre una guía especial y que da vueltas a muchísima velocidad. De este modo, puede lijar la placa calcificada sin estropear otras partes de la arteria. Lo que hace es romper la placa de calcio en sustancias muy pequeñas, que luego son reabsorbidas. Así el canal queda abierto para que pasen balones o stents.
P. ¿Cuántos pacientes están incluidos en este registro?
R. Han participado más de 600 pacientes y 35 hospitales de toda España. Además, este registro ha recibido el apoyo de la Sección de Hemodinámica y Cardiología y, por otro lado, ha constituido la base para el registro europeo de rotablación.