Almudena Fernández Madrid | viernes, 22 de mayo de 2015 h |

Aunar la información y la formación al paciente externo desde los servicios de farmacia de los hospitales es uno de los enfoques que deberían adoptarse para hacer frente al reto que supone para estos profesionales reorientar su labor asistencial para responder a las necesidades de estas personas.

Ismael Escobar, jefe del Servicio de Farmacia del Hospital Universitario Infanta Leonor de Madrid y coordinador de los talleres de habilidades comunicativas ‘Entrevistas clínicas: de la información a la formación de pacientes’ —dirigidos a farmacéuticos residentes en periodo de formación— explicó a este suplemento que se trata de proporcionar conocimiento al paciente formándolo para conseguir la máxima eficacia posible de los medicamentos prescritos y posibilitar la continuidad de la asistencia y el seguimiento farmacoterapéutico acompañando en su camino a la persona.

Y es que, a juicio de Escobar, el desarrollo de habilidades y competencias de comunicación con pacientes no se suele abordar en el pregrado, por lo que suele ser necesario adquirir estas habilidades durante el periodo de formación especializada.

Señaló que los farmacéuticos especialistas trabajan con los pacientes externos en procesos de atención protocolizados en los que es obligado formarlos en la utilización de estos medicamentos —incluida la importancia de la adherencia—, ya que, al ser pacientes no ingresados, son ellos mismos, sus cuidadores o familiares los que van a asumir la administración de los medicamentos en sus domicilios de forma habitual, la mayoría con un alto grado de complejidad (tratamientos combinados, dispositivos de administración subcutánea, efectos adversos, interacciones, posologías complejas, etc.). Por todo ello, todos los externos reciben un programa de formación y educación sanitaria por parte del farmacéutico, tanto al inicio como ante cualquier cambio de tratamiento, además de contar con canales de atención permanente. Escobar incidió en que hay que tener en cuenta que son medicamentos de elevado coste, alta complejidad e indicados para tratar enfermedades graves —infección por VIH, infección por VHC, cáncer, atropatías, esclerosis múltiple, psoriasis, enfermedad inflamatoria intestinal—.

“Es obligado obtener el máximo resultado en salud de los enormes recursos que destinamos a tratar estas patologías y ello pasa, ineludiblemente, por la formación de los pacientes y el seguimiento farmacoterapéutico desde la FH”, destacó para añadir que para todas estas funciones, la comunicación farmacéutico-paciente es fundamental.

Apoyo fundamental

Asimismo, apuntó a que el farmacéutico de hospital es un apoyo fundamental del paciente “ya desde hace tiempo” por su trabajo diario y compromiso con las personas, basado en el conocimiento y formación, el trabajo en equipo con los médicos y enfermeros y el acceso a la historia clínica como un miembro más del equipo asistencial. En definitiva, entre todos estos profesionales, cada uno con su responsabilidad —y a veces compartida— han de intentar conseguir los mejores resultados en salud para el paciente en un entorno de sostenibilidad para el sistema.

Estos talleres son eminentemente prácticos y, en ellos, se aborda la gestión de situaciones emocionales difíciles —irritabilidad, ira, llanto, pena—, se aprende a no dar feedback negativo, la alteración al escuchar —cómo saber que la comunicación es o ha sido efectiva—, así como a hacer peticiones logrando el compromiso y la corresponsabilidad del paciente.

Para Escobar, en un campo tan cambiante y con una evolución tan rápida como es la farmacoterapia, cualquier profesional que quiera seguir aportando valor a su actividad profesional, necesita estar formándose continuamente, por lo que la necesidad formativa está siempre presente.