Las oficinas de farmacia pretenden dejar atrás la actitud pasiva ante las nuevas tecnologías y, como paso necesario para alcanzar esta meta, surge la cátedra Avenzoar de investigación aplicada en oficina de farmacia, un proyecto que apuesta por la aplicación práctica de nuevas tecnologías en las boticas. El vicepresidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Sevilla, Manuel Ojeda, explicó que su finalidad es “crear una nueva generación de servicios altamente interconectados e integrados en los programas de gestión”. Todos ellos orientados a ser de uso generalizado y rutinario, al tiempo que sostenibles.
Otro punto clave será establecer un marco interdisciplinario entre profesionales, facilitando su comunicación, y entre distintos países, impulsando la interoperabilidad de los sistemas. En este sentido, según Ojeda, el uso de las TIC en la atención sanitaria y social en Europa ofrece “una oportunidad sin precedentes” para revolucionar la calidad de los servicios, la velocidad y la facilidad de acceso a los mismos, así como su eficacia y su rentabilidad.
Ante este escenario, instó a los farmacéuticos a dar un paso al frente porque, “la línea de investigación que se pretende desarrollar está directamente entroncada con la labor diaria del farmacéutico en la oficina de farmacia”. Y es que, reconoció que, en el ámbito de la prestación farmacéutica, parecía que la investigación estaba reservada a la industria.
Además, lamentó que “las oficinas de farmacia y la universidad, después de un noviazgo intenso durante los años de formación académica de sus profesionales, vivan el resto de su vida en un relativo distanciamiento”. Una situación que ahora se pretende dejar atrás con la cátedra Avenzoar, dirigida por el doctor Antonio María Rabasco Álvarez y acogida por la Universidad de Sevilla. De hecho, en la actualidad, ya hay cinco tesis doctorales en distintas fases de desarrollo.
Así, entre las acciones específicas, destacan el desarrollo de la atención farmacéutica domiciliaria, la gestión informatizada de los procesos de Sistema Personalizado de Dosificación (SPD), el desarrollo de páginas web de las oficinas de farmacia, el acceso a guías terapéuticas de prescripción, los protocolos de actuación en síndromes menores, la comunicación online de efectos adversos, la implantación del ‘e-colegio’, entre otras medidas.