Qué zona de Madrid comparten Javier López de la Morena y Alarilla? ¿Ha hecho el aspirante a presidir el Colegio de Médicos de Madrid alguna aproximación a Femyts, con el fin de contar con su apoyo sindical a su candidatura?
Podrá Cospedal acabar el Hospital de Toledo que inició el PSOE, con el estado de las cuentas que se ha encontrado en los cajones de la comunidad?
Qué revuelta silenciosa se está gestando en Facme?
En qué organización médica varios miembros de la cúpula han llegado incluso a intercambiarse insultos?
Ha abierto ya Freire la puerta de Economía a la OMC para la defensa de la colegiación forzosa?
Sergio Alonso es redactor jefe de ‘La Razón’
Una de las grandes lecciones que ha ofrecido esta grave crisis económica que azota particularmente a España es que el boato superfluo, el despilfarro, y el enriquecimiento rápido y exento de esfuerzo han de quedar fuera de todos los procesos de producción de bienes y servicios. Como ingredientes, terminan resultando malos para la actividad, provocan burbujas que luego estallan y siembran de dudas sectores enteros, dañando su imagen. La Sanidad no ha quedado libre de este contagio, y no son pocas las organizaciones, sociedades y empresas que circulan en boca de todos por mantener una conocida mala praxis, ajena a todo tipo de ética. Frente a ellas, hay iniciativas sosegadas, honestas y sensatas que merecen resaltarse, y personas a las que conviene encumbrar por atreverse a huir del fango y apostar por el juego limpio. Es para congratularse y hasta congraciarse con la vida. La Confederación Nacional de Clínicas y Hospitales Privados que acaba de constituirse representa un claro ejemplo de que frente al oprobio, los trapicheos, las dádivas fáciles a cambio de favores y la compra de silencios, existe un camino posiblemente lleno de espinas, pero más interesante de recorrer. Un camino de cimientos sólidos que, a la larga, produce más éxitos y permite a los que lo recorren ir por la vida con la cabeza bien alta. Es el camino de los principios, de los señores con mayúsculas, y de la rectitud y el trabajo bien hecho.
No lo han tenido fácil Isidro Díaz de Bustamante, Fernando Mesa del Castillo o Julio Fernández Llamazares durante los últimos meses. Para ellos, lo más fácil hubiera sido permanecer parapetados bajo la sombra cómoda de la Federación Nacional de Clínicas Privadas. Sin embargo, fueron valientes, atrevidos y honrados. No les gustó lo que vieron. Trataron de arreglarlo. No pudieron porque no les dejaron, y decidieron marcharse, sufriendo por ello todo tipo de presiones. Pero el juego de intereses creados no iba con ellos. Tampoco el de las prebendas, los compadreos y los atajos mal entendidos. Por eso merecen un aplauso, como lo merecen las clínicas que han decidido partir de cero y emprender con ellos el camino de la ética. Han entendido que es el primer y vital paso para que el sector salga del letargo en el que estaba sumido, e inicie su necesaria y limpia expansión. La Ruber, Hospiten, la Clínica Cemtro, Capio, U.M.H., Recoletas, La Rosaleda, Nuestra Señora del Rosario, San Roque, el Hospital Beata María Ana de Jesús, y otras empresas que simpatizan con esta causa merecen citarse con todos los honores. El salto que han dado al constituir la Confederación y desandar lo andado ha de resaltarse con todos los honores, y su valentía tendrá premio, porque “el tiempo pone siempre a cada uno en su sitio”, como bien dice el fiel abogado de la familia Bergaz.
Nadie vea aquí una loa gratuita e interesada a los hombres y compañías mencionados. No es pródiga esta tribuna en repartir aplausos para nadie, sino todo lo contrario. Pero la iniciativa acometida por los tres citados, juntos con otros valientes y honrados agentes del sector merece una glosa. Días de Bustamante, Mesa del Castillo y Fernández Llamazares han mostrado además, sin proponérselo, la senda por la que debe discurrir el sector en estos momentos tan críticos para la Sanidad. Tarde o temprano, la Justicia siempre termina imponiéndose y el camino recto, pese a los obstáculos, es el que termina llevando siempre al destino correcto. Que tomen nota los médicos y otros colectivos importantes. Sin una regeneración ética y una eliminación radical de prácticas antiguas y deleznables, el mundo sanitario no saldrá nunca del fango.