BARTOLOMÉ BELTRÁN,
Jefe de los servicios
médicos de A3media
| viernes, 16 de mayo de 2014 h |

El producto está indicado contra la deficiencia de hierro cuando los preparados
orales son ineficaces

Se trata de conseguir menores costes directos e indirectos para los pacientes que necesiten hierro. El producto que nos ocupa aporta mejor relación coste-eficacia, tiene ventajas logísticas para el centro sanitario y para el paciente.

Ferinject (carboximaltosa de hierro) está indicado para el tratamiento de la deficiencia de hierro cuando los preparados de hierro oral son ineficaces o no pueden utilizarse. Sobre todo es especialmente beneficioso en pacientes con anemia ferropénica que precisan un elevado aporte de hierro y en los cuales el hierro oral no ha sido efectivo o no se ha podido utilizar.

En estos casos nos referimos a la intolerancia por urgencia en la corrección de los niveles de hierro, como suele ser habitual en pacientes con insuficiencia renal en prediálisis, enfermos con insuficiencia cardíaca o bien en aquellos pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal y, por último, en aquellos enfermos programados para cirugía mayor electiva. En consecuencia, es un producto clasificado como de Uso Hospitalario. Por eso casi 300 hospitales utilizan Ferinject en 47 provincias españolas.

Igualmente, está presente en guías farmacoterapéuticas autonómicas como la Guía de Hospitales de Andalucía (SAS), el Centro de Evaluación del Medicamento de Aragón (CEMA) o el Sergas, que ha autorizado su uso para diferentes tipos de pacientes.

Lo cierto es que la carboximaltosa de hierro ha sido ampliamente estudiado con múltiples ensayos clínicos siendo el preparado de hierro IV con la base de datos más extensa del mercado incluyendo distintas poblaciones de pacientes: enfermedad inflamatoria intestinal, postparto, sangrado uterino, insuficiencia cardíaca, enfermedad renal crónica (prediálisis y hemodiálisis), síndrome de piernas inquietas, oncología y anemia por déficit de hierro.

Ferinject ha demostrado consistentemente en estudios clínicos ser una opción terapéutica con una relación riesgo/beneficio positiva si se utiliza de acuerdo con la información de la ficha técnica. Y por otra parte los estudios clínicos han sido publicados en revistas internacionales de primera línea a nivel mundial como en el New England Journal of Medicine, Gastroenterology, Clinical Gastroenterology & Hepatology o en el Nephrology Dialysis Transplantation.

De toda la casuística se deduce que la Administración de este producto implica una reducción en el número de infusiones de hierro intravenoso y del tiempo de administración por paciente, lo que a su vez implica una reducción en el número de visitas al hospital. Pero también un menor número de punciones venosas, una reducción del tiempo de estancia hospitalaria y del tiempo de espera así como las listas de espera de los pacientes para acceder a la diálisis. Es obvio que se reducen el número de transfusiones y consumo de sangre y, lo que es fundamental, disminuye el uso del servicio de ambulancias y de los costes de transporte.

Con todo hay que apelar a la eficacia y a la eficiencia de los gestores sanitarios que tienen responsabilidades directas en los hospitales sobre la correlación directa entre coste, eficacia y sobre todo ventajas clínicas para los pacientes. Porque más allá de los clásicos y ortodoxos mecanismos de la Farmacia Hospitalaria a veces hay productos que se quedan en territorios perdidos porque aun siendo imprescindibles en el trabajo diario su gestión queda situada fuera de selecciones imprescindibles por lo que me he permitido poner acento en esta recomendación de gran utilidad en tiempos de crisis.

Y digo esto porque tengo claro y entiendo que el compromiso y responsabilidad de los profesionales farmacéuticos del hospital doctos en Farmacia Clínica y en Atención Farmacéutica tienen muy claro que el paciente siempre es el eje central de su actividad. Seguro.