BARTOLOMÉ BELTRÁN,
Jefe de los servicios
médicos de A3media
| viernes, 22 de abril de 2016 h |

Actualmente apenas está diagnosticado un treinta por ciento de los individuos con hepatitis C infectados

Se acaba de cumplir un año de la puesta en marcha del Plan Estratégico para el Abordaje de la Hepatitis C en España. Un dato muy significativo es que más de cincuenta mil pacientes de Hepatitis C han recibido tratamiento en España desde el 1 de enero de 2015 con medicamentos de última generación, los antivirales de acción directa. Además, también se creó el Observatorio de la Hepatitis C con el objetivo de mejorar el conocimiento sobre la enfermedad entre la población y la calidad de vida de los pacientes.

Los nuevos antivirales de acción directa han revolucionado el tratamiento y han cambiado la evolución y la historia natural de la enfermedad. La eficacia, la seguridad y la simplicidad de uso caracterizan a esta nueva generación de agentes antivirales. Hasta 2011 un tratamiento combinado de dos fármacos (interferón y ribavirina) lograba curar un cuarenta por ciento de los pacientes con genotipo I y a un sesenta por ciento de pacientes genotipo III. Los nuevos antivirales tienen una tasa de curación superior al noventa por ciento en todos los escenarios.

‘Olysio’ (simeprevir) es un nuevo tratamiento para los pacientes con hepatitis C, concretamente los de genotipo I y IV, que, en combinación con otros medicamentos alcanza una eficacia de hasta el noventa y dos por ciento. Por otro lado, la forma en que funciona Sovaldi (sofosbuvir) es inhibiendo el funcionamiento de una enzima llamada ARN polimerasa en el virus de la hepatitis C. Esta enzima permite que el ADN del virus pueda replicarse y, por tanto, este se multiplique en las células que infecta.

El medicamento, como inhibe la acción de esa enzima, hace que el virus no se pueda multiplicar, acortando así los períodos de tratamiento mediante los otros medicamentos de la hepatitis C y favoreciendo, entonces, la erradicación del virus. Por tanto, se trata de un medicamento que ayuda a que el resto de fármacos tengan una mayor eficacia, y no debe utilizarse como tratamiento exclusivo.

En cualquier caso hay algunos datos muy llamativos. La hepatitis C es la enfermedad infecciosa que más muertos causa en España al año y es la principal causa de trasplante hepático en la Unión Europea. Es importante saber que las complicaciones de la enfermedad no se manifiestan hasta veinte o treinta años después de la infección. Y que entre el veinte y el cuarenta por ciento de los afectados desarrolla una cirrosis o un hepatocarcinoma. Según los especialistas, los retrasos en diagnóstico reducen la eficacia del tratamiento y permiten la aparición de complicaciones.

Finalmente, quiero poner de manifiesto que la infección por hepatitis C también es perjudicial para el corazón. Las personas con el virus tienen más riesgo de sufrir daño hepático y, según una investigación de la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos, su presencia también puede convertirse en un problema para la salud cardiovascular.

Estamos ante una oportunidad histórica. Una estrategia de eliminación requiere diagnosticar y tratar a todos los individuos infectados. Así lo explicó el Dr. Agustín Albillos Martínez, Jefe de Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid. Debemos tener en cuenta que actualmente apenas está diagnosticado un treinta por ciento de los individuos con hepatitis C infectados. Hay, por tanto, que diseñar estrategias de cribado de la población para diagnosticar a los pacientes con virus C que aún no lo estén, y prescribirles el correspondiente tratamiento. Evitaremos la diseminación de la infección y la aparición de nuevos casos. Es lo que hay. Seguro.