AIDS 2012/ Tras 22 años, la Conferencia Internacional sobre el sida se vuelve a celebrar en Estados Unidos

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c. o. Barcelona | viernes, 27 de julio de 2012 h |

El mensaje de la 19º Conferencia Internacional de Sida (AIDS 2012) se ha centrado en dos flancos: los expertos aseguran que cambiar el curso de la epidemia es posible, y su confianza en lograr la curación es cada vez mayor (ver GM nº 431).

Uno de los mayores desafíos para revertir la epidemia pasa por implementar el tratamiento como prevención que, a juicio de Elly Katabira, presidente internacional de AIDS 2012 y presidente de la Sociedad Internacional de Sida (IAS), “es la mayor revolución científica en el VIH/Sida desde que los primeros antirretrovirales estuvieron disponibles en 1996”.

En lo referente a la cura, existen claras pistas que animan a no descartarla. Así, como “prueba de concepto” está el caso del “paciente de Berlín”, Timothy Brown, que, como explicó durante la Conferencia, recibió en 2007 un trasplante de médula ósea de células madre y, debido a que el donante formaba parte del 1 por ciento de la población del norte de Europa que carece de la proteína CCR5 (receptor clave del VIH), el trasplante fue un éxito y en la actualidad ha logrado “curarse”. En contraste con este caso, se presentó otro estudio en el que se analiza la persistencia del VIH en dos hombres infectados, ambos bajo terapia antirretroviral, que se sometieron a un transplante alogénico de células madre para tratar un linfoma, que en esta ocasión eran CCR5+. Los dos habían suprimido toda la replicación del VIH pero continuaban teniendo el virus latente detectable antes del transplante.

Ambos recibieron un régimen de acondicionamiento de quimioterapia antes del transplante, que les permitió continuar tomando antirretrovirales durante el período del trasplante. Si bien el virus era aún detectable inmediatamente después del transplante, con el tiempo las células donadas reemplazaron los linfocitos de los pacientes, y la cantidad de ADN de VIH en sangre disminuyó hasta niveles indetectables. Tras un seguimiento de dos años y de tres y medio respectivamente, desde que recibieron el trasplante, no se encontraron rastros del virus en el plasma de los pacientes, ni se pudo recuperar el virus de las células T CD4+ con un método sensible de cultivo. También se observó una disminución significativa de los niveles de anticuerpos del VIH.

Según explicó Daniel Kuritzkes, del Hospital de Mujeres de Brigham en Boston (Massachusetts), “parece que la continua administración de terapia antirretroviral efectiva protegió a las células donadas de la infección con VIH mientras eliminaban y reemplazaban las células del sistema inmunológico del paciente, desalojando efectivamente al virus de los linfocitos”. Por el momento, los dos continúan tomando antirretrovirales, que irán suprimiendo de forma experimental para estudiar la reducción del reservorio de VIH-1.

Por otro lado, en el congreso se hizo alusión a los pacientes franceses de la “cohorte de Visconti”, que iniciaron el tratamiento muy temprano y han podido detener con éxito el tratamiento sin resurgimiento de la infección.

De momento, seis años más tarde, los pacientes de la cohorte ANRS EP47 Visconti poseen un “reservorio” extremadamente bajo de VIH en las células, el mismo nivel que los pacientes “controladores del VIH”. Así lo confirmó Charline Bacchus, jefa de investigación del estudio en la Agencia Nacional Francesa de Investigación sobre SIDA y Hepatitis Viral (ANRS), añadiendo que “estos resultados sugieren que el tratamiento antirretroviral debería comenzarse muy temprano en la infección”.

Ahora bien, las grandes colaboraciones a nivel internacional y la concienciación y financiación por parte de los gobiernos se cronifica como la gran barrera de todas las estrategias de la lucha contra el sida. En el caso concreto de España, el Fondo de Promoción al Desarrollo tiene previsto aprobar una contribución de diez millones de euros al Fondo Global de la lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, según anunció el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación. Tras la suspensión en febrero de 2011, España retoma sus ayudas, si bien aportará menos del 8 por ciento de lo que contribuía antes de la crisis.