Farmacoeconomía/ Se recomienda su implantación global ya que el gasto que supone es menor que lo que ahorra al SNS pasado ese tiempo.

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Un estudio con modelos matemáticos concluye que la aplicación de este tratamiento ahorra dinero al sistema en un plazo de tan sólo seis años

El trabajo cambia el paradigma epidemiológico y propone medir la prevalencia de la discapacidad en función de la incidencia de una patología

| 2010-05-14T17:17:00+02:00 h |

E. Sainz Corada

Madrid

El impacto presupuestario de utilizar la trombolisis en el abordaje del ictus compensa, a los seis años, el gasto que supone aplicar este tratamiento como consecuencia del ahorro que conlleva la reducción de pacientes con discapacidad por esta enfermedad.

Ésta es la principal conclusión que se extrae de una serie de tres estudios realizados por Javier Mar, coordinador de la Unidad de Investigación Sanitaria del Hospital Alto Deba (Guipúzcoa), tras identificar un modelo matemático para el cálculo de la prevalencia de la dependencia producida por el ictus con el fin de precisar los recursos necesarios para atender a la población.

Para entender el significado de esto hay que partir de la base de que, tradicionalmente, tanto la Medicina como el Sistema Nacional de Salud se han preocupado de las enfermedades que crean mortalidad y a las que se han destinado la mayor parte de los recursos. Pero con el cambio demográfico empiezan a aparecer otras cuyo impacto en la sociedad no se traduce sólo en términos de esperanza de vida, sino también en los de discapacidad y calidad de vida.

Pues bien, en base a los resultados obtenidos por Mar, el paradigma epidemiológico actual —que mide la incidencia en función de la prevalencia de factores de riesgo— cambia y se invierte. “Ahora lo que nos interesa es prevalencia de discapacidad en la población en función de la incidencia de la enfermedad”, explica el experto.

El problema, continúa, es que “los epidemiólogos no hemos desarrollado herramientas que permitan medir esta carga, la que suponen las enfermedades invalidantes o crónicas”.

Tres son las aportaciones de los trabajos realizados por Mar: la primera, detectar un problema científico importante como es la forma de medir la carga que suponen las enfermedades que generan discapacidad; la segunda, identificar un método matemático que permite cuantificar esa carga; por último, aplicar ese método matemático a una enfermedad concreta —el ictus— y a un tratamiento concreto —la trombolisis— y ver cómo con ese nuevo enfoque se modifica la carga de la dependencia ligada a la patología en función de que se ponga en marcha ese abordaje.

“Lo que hemos querido ha sido, no sólo contar el método, sino aplicarlo a una enfermedad importante y con un tratamiento bien conocido. Y podemos decir que a partir del año 2006 la implantación de este nuevo tratamiento ahorra dinero al SNS. Eso quiere decir que se debe implantar porque el dinero que cuesta es menor que el que ahorra a partir del año 2006” —el modelo empieza en el año 2000 (ver tabla)—.

Simulación de eventos discretos

Su investigación (financiada por el Fondo de Investigaciones Sanitarias), se desarrolla de 2005 a 2009 y aplica diferentes enfoques matemáticos —Markov, las ecuaciones diferenciales y la simulación de eventos discretos— al cálculo de la prevalencia de estados de salud caracterizados por necesidades específicas. Y vio que fue el último el que resulta de mayor utilidad.

En su opinión medir prevalencia no sirve sólo para medir los recursos sino también para evaluar qué representa que el que se ponga en marcha un nuevo tratamiento en términos de población. “Esto significa que si yo aplico este tratamiento al 5-10 por ciento de la población con mi modelo puedo predecir cuántos individuos van a dejar de tener una discapacidad y ser dependientes a nivel de toda España y puedo comparar el coste que supone la implantación de este nuevo tratamiento (trombolisis) con el ahorro que conlleva a medio plazo por los dependiente evitados (si aplico este tratamiento hay menos dependientes en mi población)”.

Aunque en la actualidad está creciendo el número de pacientes que recibe trombolisis (que consiste en la aplicación de un medicamento trombolítico con el fin de disolver un coágulo), todavía su aplicación es muy heterogénea según provincias, estando entre el 5 y el 15 por ciento de los pacientes. “Su uso todavía está por debajo de lo que pensamos que debería ser”, lamenta.

De acuerdo a las cifras del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología, en España se producen unos 80.000 ictus al año, lo que le supone al SNS un gasto anual en hospitalización de 720 millones de euros. Y su incidencia es de 155 casos por cada 100.000 habitantes.