“La reforma del sistema sanitario tiene que ocurrir. Ya es una realidad en muchos lugares, pero los estudios previos han indicado que cuando se realiza una reforma estructural y no va unida a la de los profesionales lo más fácil es que fracase. Sobre el papel puede resultar muy bonito, pero lo más posible es que los profesionales no estén preparados”. Son palabras de Juan José Beunza, director de Educación Interprofesional de la Universidad Europea de Madrid, durante la presentación del monográfico de Papeles de Economía, editado por la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) sobre ‘La triple meta para el futuro de la Sanidad’.
El triple objetivo de conseguir mejor salud, mejores cuidados con menores costes es, para los expertos que han participado en su elaboración, más un reto que una utopía. Para ello, los autores marcan un camino con siete pasos fundamentales. Comparar experiencias, dentro y fuera de nuestro país; comprender, ver qué funciona y por qué; medir, medir y medir; promover un enfoque basado en el valor; utilizar la tecnología; rediseñar los sistemas de pago, alineando los incentivos con las prioridades; y modificar la cultura de la salud, con mayor implicación de los propios enfermos en su cuidado.
En la aproximación planteada por Funcas a experiencias nacionales e internacionales innovadoras, y de las que aprender, se encuentra el análisis de los programas de educación interprofesional y su impacto económico. Para acometer la transformación necesaria en los profesionales, subraya Beunza, “hace falta conocimientos, habilidades y competencias”. El especialista lamenta que aunque en nuestro país se esté reformando el sistema sanitario, especialmente la atención primaria, solo una universidad incorpora este tipo de programas de formación multidisciplinar. Se trata de sesiones en la que dos o más profesionales aprenden de forma interactiva cómo desarrollar una práctica colaborativa y mejorar la atención clínica de los pacientes. Este tipo de formación, que puede ser previa o posterior a la licenciatura, puede plantear ahorros en la práctica, aunque su introducción también exige inversiones variables. En cualquier caso, supone el refuerzo de la capacitación de los profesionales para trabajar en equipo.
En Reino Unido el 70 por ciento de las facultades de Medicina tienen programas de educación interprofesional, en Australia y Canadá llevan diez años, en Estados Unidos algo menos, pero están haciendo una fuerte inversión para descubrir cuál es el mejor modelo educativo, explica Beunza. Mientras tanto, “en España estamos aún haciendo el cambio de la formación de conocimientos hacia la resolución de problemas, que es lo que ha supuesto Bolonia. Estamos atascados ahí”, apunta.
Un cambio de mentalidad
En su opinión, les cuesta descubrir que la siguiente revolución educativa, con un claro impacto en el terreno sanitario, es la educación multiprofesional en trabajos complejos. Si no hacemos ese cambio con los estudiantes y con los profesionales será difícil acometer la transformación necesaria, defiende.
La educación interprofesional comprende el desarrollo de competencias de comunicación y de autoridad. “Pero estamos acostumbrados a un sistema vertical, donde el médico lo controla todo, y ahora mismo nuestros enfermeros son licenciados, con el mismo nivel académico que los médicos”, lamenta, añadiendo que cuesta mucho que los médicos se den cuenta de que un equipo multidisciplinar es algo distinto. En su opinión, hay que “enseñar ya” competencias sobre roles, interacción y defensa del propio rol.
Para Hugh Barr, profesor de la Universidad de Westminster, hay una necesidad de invertir en educación tanto como en sanidad. Este tipo de formación, destaca, permite crear los espacios para que todos los agentes reflexionen sobre los cambios necesarios en la atención.
A partir de otras experiencias internacionales de éxito, como el modelo de prestación sanitaria en Estados Unidos de la Fundación Kaisers o las Organizaciones de Cuidado Responsable (ACO, por sus siglas en inglés), Richard Scheffler, profesor de Economía de la Salud y Política Pública de la Universidad de California, también lanza sus recetas sobre el modelo sanitario español, con el acento en sus profesionales.
La media de médicos en nuestro país está por encima de la de la OCDE, la de enfermeros por debajo, recuerda, y mientras el sueldo de los especialistas (2,3 veces el sueldo medio del país) no llega a la media de la OCDE, el de enfermería lo supera ampliamente, destaca. Ante estos datos, Scheffler invita al sistema sanitario español a estudiar esta situación, así como a ampliar las plantillas de profesionales de enfermería.
Las estrategias de crónicos de País Vasco y Madrid, la puesta en marcha del Observatorio de Sistemas de Salud de Cataluña y la expansión de la telemedicina en el campo de la endocrinología en Galicia son los cuatro ejemplos de innovación propuestos por Funcas.
Sobre la primera de ellas, uno de sus promotores, el ex viceconsejero vasco Jesús María Fernández, destaca que queda mucho todavía para lograr una verdadera alianza en torno a estos procesos transformadores. “Es mi sensación después de cuatro años de trabajo. Los sindicatos no están ahí, las asociaciones de pacientes, tampoco, las asociaciones de profesionales, más allá de alguna iniciativa aislada, tampoco están… Tenemos la impresión de que estábamos muy desamparados en la defensa de este proyecto”, sostiene Fernández. En su opinión, la falta de rentabilidad política de estas iniciativas entorpece estos procesos de transformación. El ex consejero insiste en que el Sistema Nacional de Salud adolece de un modelo que mire a largo plazo. Prueba de ello es su experiencia durante una legislatura participando en la Comisión Técnica Delegada del Consejo Interterritorial, en cuyas reuniones se abordaban temas “de gestión táctica, sin un modelo real de colaboración para sostener un proceso de cambio que es urgente”.
Por su parte, Ana de Miquel, coordinadora de la estrategia madrileña, anunció el lanzamiento en los próximos días de una campaña de recogida para realizar un mapa de iniciativas. “Cualquier iniciativa en la Comunidad de Madrid que tenga que ver con el abordaje de la cronicidad se subirá a una plataforma para que pueda ser compartida con otros profesionales”, aseguró. Por ahora, se han localizado 60 iniciativas, y espera que se recojan muchas otras.
La experiencia en Cataluña pone el foco en la transformación que supondrá el uso de la información en los procesos de toma de decisiones. Para Josep María Argimon, director de la Agencia de Calidad y Evaluación Sanitaria de esta comunidad autónoma, la digitalización de datos será el verdadero motor de cambio del sistema sanitario.
Galicia también se apoya en la tecnología. Teresa Martínez, jefe del Servicio de Endocrinología del Complejo Hospitalario de A Coruña, explica que esta actividad ya está plenamente incorporada en la agenda diaria de los especialistas del centro coruñés.