Psiquiatría/ Los expertos corroboran la necesidad del abordaje de mantenimiento
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C. Ossorio
Barcelona
Cada vez existe menos lugar a dudas sobre el tratamiento de la depresión psicótica, la más grave que existe, que se debe hacer de forma ininterrumpida durante largos periodos de tiempo, con un antidepresivo (imipramina o venlafaxina) más un antipsicótico.
Así quedó patente durante la I Reunión Anual de Terapéutica en Psiquiatría, organizada por el Hospital Clínic y la Universidad de Barcelona (UB), en la que también se recalcó la necesidad de la terapia electroconvulsiva, que resuelve un episodio de depresión psicótica en el 99 por ciento de los casos. “Hay que subrayar que este tratamiento es exitoso e inocuo, porque aún hay prejuicios al respecto”, explicó a GM Cristóbal Gastó, del servicio de Psiquiatría del Clínic y miembro del Comité Organizador el encuentro.
Los candidatos a esta terapia son los enfermos depresivos con delirios y alucinaciones que, independientemente de la edad, presentan gran afectación somática, inhibición motora y riesgo suicida importante.
En un estudio liderado por Gastó y Víctor Navarro, del mismo servicio, hicieron seguimiento durante más de dos años con la terapia electroconvulsiva una vez al mes en una muestra de alrededor de 50 pacientes, y, sin ningún tipo de recaída, Gastó afirma que se han mantenido estables. En cuanto a sus efectos, aclaró que en la terapia electroconvulsiva “el único riesgo relativo que hay es el de la anestesia, y no deja ningún tipo de secuelas ni modifica en absoluto la personalidad del enfermo”.
Buen cumplimiento
No hay estudios comparativos de esta terapia con el tratamiento farmacológico, pero Navarro declaró que lo aconsejable es su combinación, al menos en los casos de más gravedad.
Si bien estos pacientes son extremadamente cumplidores —según datos de la muestra de Gastó y Navarro—, pues los abandonos de terapia en estos casos no llegan al 5 por ciento, el doble abordaje aporta cierta garantía de rapidez de acción, que no se ha demostrado por completo pero sobre lo que hay indicios, y minimiza el riesgo de pequeñas recaídas, que pueden abocar al paciente incluso a la muerte. “Esta combinación, al menos a corto plazo, sí reduce el riesgo de suicidio”, apuntó Gastó.
En este sentido, el experto también indicó que, si bien los pacientes con este tipo de depresión requieren como mínimo dos o tres años de terapia de mantenimiento, la experiencia clínica evidencia que, cuando se reduce o se retira la medicación, la tasa de recaídas es casi del 100 por cien. “Por tanto, el consejo es tratamiento de por vida, en especial a partir de los 65 años y en pacientes con problemas físicos”, concretó Gastó.