Gaceta Médica Madrid | viernes, 06 de noviembre de 2015 h |

Realizar un seguimiento a 30 años de lo que ocurre con los infartos de miocardio en seis países europeos —Francia, España, Finlandia, Italia, Estonia y Alemania—, ha permitido a investigadores de la Red de Investigación Cardiovascular (RIC), coordinados por Jaume Marrugat, jefe del grupo de investigación de procesos inflamatorios y cardiovasculares del Instituto de Investigaciones Sanitarias (IMIM), concluir que los acontecimientos coronarios más graves se están desplazando a edades más tardías. Esto, según Marrugat confirma que “el sistema está cumpliendo con su finalidad de prevenir infartos, reducir su mortalidad y lograr que las personas vivan más años libres de enfermedad”.

Según los datos recogidos en este análisis, desde 1985 hasta ahora se ha producido un declive estable (entre un 3 y 4 por ciento anual) en la incidencia de infarto en las zonas europeas estudiadas. Este dato es aplicable tanto en hombres como en mujeres entre 35 y 74 años. En el grupo de sujetos entre 65 y 74 años es donde más ha bajado la incidencia, lo cual confirma la conclusión anteriormente citada de que efectivamente se ha logrado atrasar la edad del primer infarto, lo que se llama “compresión de la enfermedad a edades avanzadas”. Eso sí, destaca Marrugat, “no es posible cuantificar exactamente esta transferencia de casos al no haber estudiado la incidencia de infarto más allá de los 74 años de edad”.

Tasas de mortalidad

Aunque la tasa de mortalidad estandarizada por edad por cardiopatía isquémica ha disminuido, el total de fallecimientos por esta causa no empezó a descender hasta la primera década de este siglo, lo cual revela que se está tratando con más eficacia cada caso, pero que cada vez hay más casos de cardiopatía isquémica a edades más avanzadas. Si a esto unimos el fenómeno de la compresión y el envejecimiento poblacional, para 2050 se espera que exista un número similar de pacientes con infarto jóvenes, pero el doble que ahora de edades más avanzadas.

Respecto a los índices de letalidad de la cardiopatía isquémica (fallecimientos en los primeros 28 días), el 30 por ciento de los pacientes con infarto agudo de miocardio (IAM) no llegan al hospital. Y es que, según este estudio, mientras que la proporción de casos de infarto que mueren entre los hospitalizados ha decrecido en casi un 80 por ciento, la tasa de fallecimiento prehospitalaria por IAM no se ha modificado en estos últimos treinta años.