La sostenibilidad se integra en las infraestructuras sanitarias más allá de las cuestiones medioambientales

br

Cuando se habla de que un edificio debe ser sostenible, se trata de que desde un punto de vista social los enfermos estén bien tratados y de que los profesionales trabajen en un entorno agradable, que desde la vertiente medioambiental, el consumo de energía, agua y materiales sea el mínimo posible; y de que económicamente la organización que utiliza el edificio sea también viable para que pueda garantizarse su continuidad en el tiempo.

En definitiva, es un concepto global que el doctor Aulí resume en que el objetivo es conseguir un edificio sanador, no enfermo ni sano. Para ello hay que conseguir una armonía interior y al mismo tiempo una gran conexión con el exterior. La iluminación natural, la visión del entorno o la relación entre interior y exterior mediante zonas verdes son los medios más usuales para conseguir esta conexión. Sus efectos son evidentes en la mejora de los plazos de curación de enfermedades, la disminución del absentismo y la fidelización de los empleados. Otro aspecto a tener en cuenta es el del equilibrio entre el interior del edificio y las energías naturales que le llegan del exterior: campo magnético terrestre y radiaciones cósmicas.

La luz natural, las plantas, el agua o los jardines desempeñan un importante papel en la recuperación de la salud y el bienestar. De hecho, la mayoría de hospitales españoles tenían hasta 1920, jardines sanadores y los nuevos centros recuperan esta tendencia. Estos deberían recrear ecosistemas naturales de manera que cambien de color con las estaciones, lo que posibilita que el paciente esté en contacto con la naturaleza.

Algunos hospitales van más lejos y además de jardines sanadores han incorporado los criterios de feng shui a su diseño y funcionamiento.