La Sociedad Española de Neurología (SEN) ha realizado una revisión de la evidencia científica existente en torno a las terapais no famacológicas existentes para el tratamiento de la migraña y otras cefaleas. “El efecto placebo del tratamiento preventivo de la migraña y otras cefaleas es muy elevado, igual o superior al 30 por ciento durante un mínimo de 3 meses, según nos muestran los ensayos clínicos. Es decir, a corto plazo, muchas terapias pueden ser entendidas por los pacientes como eficaces cuando intrínsecamente no lo son”, explica David Ezpeleta, coordinador del Grupo de Estudio de Cefaleas de la SEN. “Por ello, hemos analizado los estudios científicos que se han elaborado sobre la eficacia de diversos tratamientos no farmacológicos, para determinar qué terapias han demostrado ser superiores al placebo y suponen un beneficio real para nuestros pacientes”, declara.
La bibliografía sobre homeopatía es amplísima y no se ha demostrado de forma consistente que su eficacia sea superior a la del placebo. “Los pretendidos efectos beneficiosos en algunos pacientes y los resultados positivos obtenidos en algunos ensayos se pueden explican por varias razones: la metodología empleada, el conocido efecto placebo, el efecto terapéutico de las propias consultas, los efectos de otras medidas asociadas no propiamente homeopáticas como la dieta, el ejercicio o las técnicas de relajación, el efecto de los tratamientos convencionales simultáneos y la capacidad de recuperación del organismo, entre otros”, detalla Francisco José Molina, vocal del Grupo de Estudio de Cefaleas de la SEN. “También nos preocupa el proceso de evaluación y regulación de los productos homeopáticos recientemente abierto por la Administración y su equiparación conceptual con los medicamentos al uso”, afirma el experto. En este sentido, “el Grupo de Estudio de Cefaleas de la SEN apoya a plataformas como #NoSinEvidencia, que solicita que no se apruebe ningún tratamiento que no haya demostrado, mediante ensayos clínicos reproducibles, unas condiciones de eficacia y seguridad superiores al placebo”, afirma Ezpeleta.
Respecto a las terapias herbales, solo se dispone de estudios controlados con dos principios activos de posible efecto preventivo en la migraña episódica: la petasina (de la planta Petasites hybridus) y el partenólido (de la planta Tanacetum parthenium). “En España, no se dispone de preparados herbales fiables para el tratamiento de la migraña. En el caso de la petasina, porque se extrae de una planta cuyos extractos contienen también pirrolizidina, una sustancia que es hepatotóxica y cancerígena. Hasta la fecha, solo existe un único preparado que parece haber conseguido eliminar los alcaloides tóxicos de los extractos de la planta, pero no ha sido comercializado en España y recientemente ha sido retirado por el Ministerio de Sanidad alemán por dudas sobre su seguridad. En cuanto al partenólido, su eficacia no ha sido confirmada en su totalidad y no está clara la dosis adecuada del principio activo”, explica Molina.
En relación con las terapias dietéticas, “es un hecho sobradamente conocido que, en algunos pacientes, determinados alimentos y condimentos pueden desencadenar sus crisis de migraña; sin embargo, pensamos que la relación entre migraña y alimentación está sobreestimada, pues los estudios epidemiológicos nos hablan de que esto sucede de forma habitual y consistente en torno al 10 por ciento de los pacientes”, detalla Ezpeleta. “En general, las personas que se ven afectadas por este problema lo reconocen fácilmente y evitan el alimento o alimentos que les disparan las crisis de migraña”, comenta Molina. “Los neurólogos no aconsejamos dietas especiales ni restrictivas a los pacientes con migraña ya que, a fecha de hoy, ninguna intolerancia alimentaria ni su correlato dietético han demostrado con rigor su eficacia ni en la migraña episódica ni en la migraña crónica”, concluye. “Es más, la supresión de ciertos alimentos puede ser peligrosa por producir déficits de vitaminas y oligoelementos, siendo una práctica altamente desaconsejable durante el embarazo”, matiza Jesús Porta-Etessam, miembro del Grupo de Estudio de Cefaleas de la SEN. “Diríase que el problema no está en el qué, sino en el cómo. En nuestras consultas, más que de alimentos concretos –determinadas bebidas alcohólicas aparte–, los pacientes nos hablan de retraso u omisión de comidas principales y otros tipos de ayuno, falta de hidratación y comidas copiosas como posibles factores desencadenantes de sus crisis”, apostilla el experto.
Acerca de los suplementos alimenticios eficaces en la prevención de la migraña, se dispone de evidencias científicas para la vitamina B2 (riboflavina) y el magnesio. “La vitamina B2 a dosis altas (400 mg/día) y el magnesio a dosis medias (300 mg/día) pueden ser eficaces pero, al igual que en las terapias herbales, solo hay datos favorables en la migraña episódica. Sin embargo, la eficacia de estos tratamientos es limitada y menor que la de los fármacos antimigrañosos habituales”, explica Molina. “En cuanto al suplemento oral de la enzima DAO, a fecha de hoy no existen publicaciones que sustenten su eficacia”, declara.
La revisión realizada por la SEN también incluye terapias relacionadas con el trabajo del cuerpo, la medicina oriental y las terapias mentales en pacientes con cefaleas. “En relación con la acupuntura, hemos comprobado que existen evidencias a favor de su uso y estudios en contra. Es un tratamiento que podría valorarse en algunos pacientes con migraña”, señala Porta-Etessam. “La medicina conductual, las terapias de relajación, el biofeedback y la terapia cognitivo-conductual para el estrés son recursos que se han mostrado útiles tanto en la migraña como en la cefalea de tipo tensión; en consecuencia, deberíamos considerarlos en nuestros pacientes, especialmente si el estrés es un desencadenante o agravante de sus crisis”, continúa. Sobre la eficacia de la hipnosis en la migraña y la cefalea de tipo tensión, “a día de hoy no se dispone de evidencias, aunque en algunos pacientes somatizadores y sin salir del ámbito médico puede ser un buen recurso”, declara.
Finalmente, el tratamiento del dolor periférico regional con bloqueos de nervios craneales, los diferentes abordajes terapéuticos de los puntos miofasciales y las diferentes técnicas de fisioterapia, quiropráctica y otras disciplinas “pueden ser útiles en muchos casos, pero se necesitan ensayos clínicos que confirmen su eficacia y permitan ampliar el abanico de pacientes que puedan beneficiarse de estas terapias”, señala Porta-Etessam. En este sentido, Ezpeleta recuerda la reciente creación de la Sección de Neurofisioterapia de la SEN, de la cual dice que “es muy enriquecedor trabajar desde el rigor científico junto a otros profesionales que amplíen los horizontes terapéuticos que los pacientes necesitan”, concluye.