C. S. Madrid | viernes, 04 de diciembre de 2015 h |

“La seguridad del paciente es una ‘nueva’ disciplina que plantea la necesidad de elaborar estrategias que permitan evitar o minimizar aquellos eventos adversos que se producen a lo largo del proceso asistencial y que pueden provocar daños no deseados en el paciente”. De este modo, el presidente de la Sociedad Catalana de Mediación en Salud (SCMS), Francesc José María Sánchez, explicaba el porqué de la celebración de la jornada ‘Seguridad del paciente, calidad y mediación’, que tuvo lugar en Barcelona.

Los datos muestran que un 9,2 por ciento de los pacientes hospitalizados en países con un modelo sanitario parecido al español sufren eventos adversos. Un siete por ciento tiene consecuencias graves, un 7,4 producen la muerte y un 43,5 por ciento son evitables. A esto se suma que en Atención Primaria (AP), el siete por ciento de los pacientes atendidos vive algún tipo de evento de estas características, de los cuales un 5,9 por ciento tiene consecuencias graves. Un 64,3 por ciento de estos casos son evitables.

“Se trata de fallos en la medicación, la nutrición, cirugía errónea, lesiones por presión, caídas de los pacientes ingresados en centros hospitalarios, etc., y para hacer frente a todos estos incidentes es preciso que desde las instituciones se elaboren guías, protocolos, estrategias o acciones que tiendan a minimizar estos acontecimientos”, subrayó. “Muchas veces, no provocan ninguna lesión cuando sí se producen daños surge la necesidad de comunicar estos eventos adversos”, prosiguió. Por tanto, el presidente de la SCMS explicó que por un lado, se cuenta con la “comunicación de oficio” a las administraciones sanitarias. A través de ella, se les presta ayuda para que “controlen estas situaciones y elaboren si cabe estrategias dedicadas a evitarlos”. Por otro lado, añadió, existe “otro tipo de comunicación más abierta” que es la que se utiliza con los afectados y su entorno familiar. “Aquí, sí surgen problemas; ya que los profesionales deben tener habilidades comunicativas y tienen que vencer muchas resistencias”.

Sánchez remarcó que para que esto sea posible es imprescindible un cambio cultural. “Ahí entramos nosotros, ya que apostamos por la cultura de paz y de diálogo”, dijo, agregando que si se instaura en el sistema sanitario la mediación como forma habitual de resolver los conflictos, se podría hacer “una gran contribución” a dicho cambio, el cual es necesario para el desarrollo de estrategias de comunicación.

Cuando se habla de seguridad, por un lado se trata de evitar que se produzca el evento adverso y, por otro, una vez que ha ocurrido, cómo comunicarlo.

“No hay que olvidar que el especialista que ha cometido el daño es la segunda víctima y, efectivamente, necesitará el apoyo de la institución, de sus compañeros e, incluso, a veces necesita el perdón de la persona a la que ha ocasionado el perjuicio”, apostilló Sánchez, antes de concluir diciendo que, en estos casos, la mediación puede “contribuir mucho a facilitar la comunicación y, si a pesar de ello surge el conflicto, a solucionarlo”.