“Es una estrategia valiente que responde a la necesidad de que al menos existan ciertas garantías en el acceso a los tratamientos”. Con estas palabras, José Luis Poveda, presidente de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) valora la Estrategia de priorización para el uso de antivirales de acción directa en hepatitis C remitida en las últimas semanas a los especialistas por la Comisión de Farmacia del ministerio.
El presidente de los farmacéuticos hospitalarios asegura que se trata de un modelo “para avanzar”, una propuesta “valiente”, pero que tendrá que ser modificada continuamente porque hay nuevos fármacos que se posicionarán en un futuro cercano.
La sociedad científica ha participado tanto en su elaboración como en la de los informes de posicionamiento terapéutico (IPT) de simeprevir y sofosbuvir, dentro de la línea de colaboración habitual de estos profesionales con el ministerio. Bajo su punto de vista, se pueden hacer muchas críticas al documento, “todo es discutible y algunas peticiones son más que razonables”, lanza el portavoz, “pero la pregunta debe ir por otro camino, debe ser si el entorno de recursos para esta enfermedad debe ser tan limitado que sea preciso realizar una estrategia de priorización”.
El documento de Sanidad debe contemplarse, en su opinión, en un contexto actual en el que el número de pacientes infectados por el virus de la hepatitis C es elevado y no existe una partida específica para bordar un problema de esta envergadura. “La priorización tiene que ver con el uso de recursos limitados, por tanto es una primera aproximación importante”, subraya. Lo más importante es el trabajo que desarrollarán después comunidades y hospitales, en la medida que no es fácil adaptarlo al contexto real en un entorno especialmente cambiante, matiza.
No obstante, espera que no se generen inequidades con su aplicación. “Hay que crear un sentido de la responsabilidad institucional que está demandando el propio Sistema Nacional de Salud y ver que una estrategia de este tipo no puede verse marcada por la definición del código postal”, sentencia.
“En línea” con los IPT
Poveda cree que la estrategia está “muy en línea” con los últimos IPTs, que no incluyen una variable económica que sí tiene un peso importante a la hora de establecer prioridades.
A pesar de este avance, considera que es un problema “tremendamente complejo” que necesita una reflexión a nivel nacional en el marco de una estrategia con un presupuesto que lo aborde de forma definitiva para erradicar la hepatitis C. La otra opción, insiste, es demorarlo en el tiempo, e ir abordando los problemas y solucionar los subgrupos de pacientes según su gravedad.
Lo importante para el presidente de los farmacéuticos hospitalarios es la existencia de numerosas estrategias terapéuticas, todas ellas con una eficacia importante y efectos adversos mínimo, y que lo que está por llegar va a tener un nivel igual o superior.
Un mercado en expansión
Sobre la base de este gran abanico de opciones terapéuticas se dibuja un escenario más que favorable para las compañías que desarrollan productos contra la hepatitis C. La consultora IMS Health ha realizado unas previsiones que dibujan una curva positiva en este mercado durante los próximos cuatro años, hasta alcanzar los 26.000 millones de dólares en 2018 a nivel mundial. Una de las razones principales es que “el gasto público va a girar en torno a la erradicación de la enfermedad y, para alcanzarla, en los próximos cuatro años los gobiernos tendrán que hacer un esfuerzo en poblaciones de riesgo”. Asimismo, IMS distingue entre mercados emergentes y desarrollados, estimando que un 84,6 por ciento de las ventas se producirán en los segundos (22.000 millones de dólares frente a 4.000).
El presente ejercicio ha significado un punto de inflexión en la tendencia defendida por la consultora. Hasta el año 2013, el crecimiento de este mercado fue tibio y con altibajos pero en 2014 ha experimentado un crecimiento exponencial. De los algo más de 5.000 millones dólares que proporcionó este mercado a finales del curso pasado, a noviembre del presente se han superado ampliamente los 15.000 de dólares, más del triple.
Más allá de esta lectura, IMS desarrolla dos posibles escenarios de evolución de este mercado según distintas variables. El primero de ellos, más positivo, establece unas ventas para finales de 2018 que ascienden a 31.000 millones de dólares. Para ello, tanto el éxito en los desarrollos de nuevos fármacos como la premura de los países en financiarlos serán determinantes. El segundo escenario detalla que las ventas globales de estos productos quedarán en los 21.000 millones de dólares. El punto de inflexión que determinará una evolución u otra se encuentra en 2015, ya que el crecimiento para 2016, 2017 y 2018 es similar. Así, en el primer caso, IMS determina un crecimiento similar al experimentado en 2014 y, sin embargo, el segundo muestra una caída en las ventas respecto a este ejercicio.