C.M.L. Madrid | viernes, 22 de abril de 2016 h |

Conseguir un reconocimiento para los tutores MIR es uno de los grandes desafíos que tiene por delante el Sistema Nacional de Salud (SNS). Sin embargo, parece que con el Real Decreto 183/2008, por el que se determinan y clasifican las especialidades en Ciencias de la salud y se desarrollan determinados aspectos del Sistema de formación Sanitaria Especializada a la vuelta de la esquina habrá que pensar en ‘regularizar’ la situación en materia de docente. Son muchos cabos los que están sueltos, y los profesionales advierten de que ha llegado el momento de atarlos.

“La formación MIR es el buque insignia del SNS y su gran éxito deriva del hecho de que se aprende por medio de la práctica”, recuerda el presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), Juan José Rodríguez Sendín.

Sin embargo, el principal problema, a juicio del director de la Fundación para la Formación de la OMC, Juan Martínez, es que no existe una supervisión y una formación. “El médico tutor no solamente organiza y responde a las necesidades de los residentes, sino que además lleva consigo una experiencia que le permite afrontar dilemas éticos que tiene implícita la formación”, recuerda Sendín.

Durante la Mesa Redonda sobre formación docente de los tutores MIR, el presidente de la OMC puso sobre la mesa que “una de las grandezas de la profesión médica es intentar transmitir conocimientos y habilidades que los facultativos van adquiriendo a lo largo de la carrera a futuros compañeros”. Asimismo, indicó que siempre que hay algo de lo que se puede beneficiar un paciente, los médicos tienen la obligación de compartirlo lo antes posible, porque los crecimientos verticales que se originan como consecuencia de las innovaciones en el ámbito médico deben ser puestos en común en la mayor brevedad de tiempo.

Se trata un colectivo muy poderoso, formado por más de 8.000 profesionales, que no han contado con la metodología, cohesión y puesta en escena necesarias para el aprendizaje. “Ha sido la gran estrella del sistema y a la vez la más olvidada”, lamentó Sendín.

Formación

Como destaca Martínez, tanto en la formación básica como en la especializada de los profesionales de las ciencias de la salud, no se contemplan la adquisición o desarrollo de competencias docentes, aunque en los centros acreditados son muchos los profesionales asistenciales que además ejercen funciones docentes con los médicos especialistas en formación, bien como tutor de la especialidad o como facultativo responsable en un periodo de rotación. El RD 183/2008 marca un antes y un después en las funciones del tutor en relación a la formación de los médicos MIR, estableciendo su perfil, sus funciones, las habilidades necesarias, sus responsabilidades y las características para su nombramiento, por lo que es necesaria una formación estructurada, metodológica y específica de los tutores médicos.

En este sentido, será necesario ampliar la formación en planificación docente, actividades formativas, supervisión y evaluación sumativa y evaluativa del residente. “El nuevo decreto de formación de residentes exige una formación docente, lo que vendría a ser un curso de adaptación pedagógica en cualquier otra profesión”, insiste, al tiempo que aclara que hasta ahora no era una exigencia. Probablemente sea la no retribución de esta práctica la que haya influido hasta ahora para no ‘apretar el ritmo’. Martínez piensa que algún día el tema retributivo se tendrá que reconocer por parte del ministerio, pero ya llevan mucho tiempo a la espera y desde luego “nunca ha habido voluntad política”. Así, las retribuciones en especie serían una buena opción para reconocer a los docentes.

Asimismo, ante la “impasividad” de la administración, Martínez asegura que la OMC incluirá a los tutores MIR en su estructura interna. Una normativa que ya fue aprobada hace seis años por la Asamblea de la OMC pero que sigue pendiente del visto bueno del ministerio de Sanidad.

Plantearán la creación de un grupo de trabajo, que funcionará de forma similar a una vocalía con representación en los organismos provinciales. La propuesta se llevará a cabo en la próxima Asamblea.

Curso

En este marco, y para “rellenar el hueco” que ha dejado la administración, la OMC se ha puesto manos a la obra con un curso que está formando a los profesionales en este sentido.

La segunda edición empezará en mayo con el objetivo de planificar y diseñar un programa MIR en cada una de las especialidades para abordar los objetivos de la tutorización. A efectos prácticos, tendrá validez para acreditar a los tutores. La realidad es que los profesores han de formarse obligatoriamente y actualizarse con el objetivo de poder mejorar los conocimientos y habilidades de la práctica diaria.

La primera edición abarcó el periodo comprendido entre el 16 de noviembre de 2015 el 3 de abril de 2016, con un total de 587 participantes, de los que 289 alumnos superaron el curso y 220 contestaron la encuesta de satisfacción.

Que el papel de los tutores MIR está infravalorado es algo que se ha puesto sobre la mesa en numerosas ocasiones. “El trabajo del tutor no está bien regulado” han denunciado en numerosas ocasiones, aparte de la no remuneración, ni puntuación en las OPEs o en los concursos de traslados.

Los profesionales más que reivindicar un complemento económico a su labor piden recursos y medios para poder ejercer esta tarea y libertad para poder trabajar con autonomía.

Según la encuesta de ámbito estatal dirigida a jefes de estudios, tutores de residentes y otras figuras docentes sobre la situación actual y futura de la Formación Sanitaria Especializada (FSE) de la Asociación de Redes de Comisiones Docentes y Asesoras de Formación Sanitaria Especializada (AREDA) el 87,3 por ciento de los tutores MIR no reciben ninguna remuneración económica por ejercer su labor. Más del 37 por ciento de los tutores cree que la consideración de su labor docente por parte de la institución es escasa y casi la mitad considera que los residentes sí la valoran altamente. En definitiva, advierten a la administración de que se trata de una labor, voluntaria que se acaba convirtiendo en un trabajo extra, ya que muchos de los centros no adaptan la jornada asistencial del profesional, al tiempo que requiere el tutelaje de los residentes.Otra solución a juicio de este colectivo es que sean las comunidades quienes profesionalicen y regulen la tarea del tutor MIR.