gm Madrid | viernes, 04 de julio de 2014 h |

Uno de los aspectos más importantes en el tratamiento de la patología ocular inflamatoria es el diagnóstico correcto y el inicio rápido del tratamiento para evitar complicaciones oculares a largo plazo como “cataratas, glaucoma, edema macular e inflamación crónica que puede llevar a la ceguera”, tal y como ha asegurado Esperanza Pato, reumatóloga del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, durante la celebración en esta ciudad de un curso de patología ocular inflamatoria organizado por la Sociedad Española de Reumatología (SER).

El problema del diagnóstico de estas patologías es que muchas de ellas están relacionadas con enfermedades reumáticas y de ahí la importancia de cursos de formación para que estos profesionales sean capaces de identificarlas y tratarlas a tiempo. Así, por ejemplo, la tercera parte de los casos de uveítis está provocada por patologías reumáticas como la artritis idiopática juvenil (AIJ), la espondilitis anquilosante, la artritis asociada a enteropatías, la artritis reactiva, la sarcoidosis o algunas vasculitis sistémicas, entre otras enfermedades.

Durante el curso, que se centró sobre todo en la patología inflamatoria ocular relacionada con las espondiloartropatías, se realizó una formación teórico-práctica intensiva con el objetivo de “intentar aportar algo de formación sobre una patología que habitualmente no se ve en las consultas de reumatología y de la que en general hay poca información y formación a lo largo del periodo de residencia”. En cuanto al porqué, tanto Pato como Ricardo Blanco, también coordinador del curso y reumatólogo del Hospital Marqués de Valdecilla, en Santander, creen que “no hay gran formación universitaria en este tema porque es un campo muy especializado”.

Coordinación

Otro de los problemas en la detección y diagnóstico de estas patologías es que su atención suele estar muy fragmentada, no existiendo diálogo entre oftalmólogos y reumatólogos. Un error, asegura Pato, ya que el paciente necesita “por un lado, una evaluación diagnóstica con el objetivo de descartar la existencia de una enfermedad y, por otro, un abordaje terapéutico que requiere la utilización de fármacos inmunosupresores en aquellos casos asociados a enfermedad sistémica o en la patología estrictamente ocular de etiología autoinmune”.

En su opinión, “es necesario el trabajo conjunto para evitar la circulación de pacientes y de interconsultas entre especialistas con el consiguiente ahorro en el número de visitas, exploraciones y pruebas complementarias”. Además, esta profesional ha añadido que, gracias a este abordaje común, “se facilita el entendimiento y se unifican los cuidados asistenciales, diagnósticos y terapéuticos, disminuyendo la variabilidad y aumentando la efectividad”.