Redactor jefe
de La Razón viernes, 16 de mayo de 2014 h
Cuando Larra escribió aquello tan mencionado del “vuelva usted mañana”, parecía estar pensando en la Sanidad de hoy. Pero no sólo en los problemas con los que se topan los pacientes con motivo de las citaciones para pruebas diagnósticas o intervenciones quirúrgicas, o para acceder simplemente a su médico de atención primaria previa citación telefónica. El “vuelva usted mañana” empieza a sacudir también a las compañías farmacéuticas, que se encuentran con situaciones kafkianas que terminan afectando a los médicos, como por una especie de efecto dominó. Detengámonos en el sorprendente caso de las llamadas lagunas terapéuticas. Cuando el ministerio considera que un medicamento es prácticamente igual que otro existente previamente, crea una suerte de grupo de referencia y baja el precio al primero. Ante ello, al laboratorio fabricante le surge la lógica pregunta de si seguir vendiéndolo o no, porque puede no interesarle hacerlo a un precio más bajo, sobre todo si incurre en pérdidas. Si elige esta última opción, el departamento de Ana Mato le impide retirar el fármaco del mercado, porque, a su juicio, “se crearía una laguna terapéutica”. El argumento no deja de ser un contrasentido: rebaja el precio al entender que hay un producto muy parecido en el mercado, pero no deja retirarlo con la justificación de que los pacientes se quedan sin producto. ¿Pero no habíamos quedado en que había otro igual? ¿Qué laguna se produce entonces? La consecuencia de este sinsentido es que algunas compañías se están planteando desafiar al ministerio y dejar de servir. Es el caso de una conocida multinacional, a la que la insólita decisión de Sanidad le rebaja el precio de su fármaco a la mitad. Al final, puede producirse el hecho de que los médicos tengan un menor arsenal terapéutico a su alcance para tratar a los pacientes.
El otro hecho kakfiano propio del “vuelva usted mañana” se está produciendo en Cataluña a cuenta del tarifazo plano o pago de fármacos por proceso, en fase de pilotaje, por el que Catsalut impone a proveedores como el Instituto Catalán de la Salud (ICS) una factura de tanto al año para el abordaje de algunas enfermedades. Cuando la empresa afectada acude al proveedor a expresar su malestar por el bajo precio recibido y a negociar uno más alto, éste suele, dicho de forma coloquial, escurrir el bulto: “A mí me lo han impuesto, acuda usted a Catsalut”. Y en Catsalut, que tiene abierta una mesa de negociación con Farmaindustria, todo son buenas palabras, pero ninguna acción. Al final, la peregrinación en busca de interlocutores por parte de las compañías afectadas termina en nada y no queda más que la capitulación. La cultura del “si no está conforme, vuelva usted mañana” se está generalizando en el sector y golpea ya de forma directa a uno de sus principales agentes.
w ¿Ha deslizado algún alto cargo del Ministerio
la posibilidad de una rebaja generalizada del precio
de los fármacos si el gasto sigue creciendo?
w ¿A qué multinacional del grupo americano le sentó especialmente mal la información que revelaba la petición de ayuda al embajador de EE.UU.?
w ¿Qué médico buscó con denuedo pero sin éxito
financiación para un medio periodístico?
w ¿Qué sociedad científica arrastra problemas
financieros muy graves?