SERGIO ALONSO,
Redactor jefe
de La Razón
| viernes, 23 de mayo de 2014 h |

El ministerio de Sanidad no tiene ya excusas para seguir dando largas a los médicos especialistas sin título oficial (Mestos), festos, pestos y radiólogos físicos, y condenarles de por vida al limbo de la precariedad laboral. Las autonomías, tampoco. El primer motivo por el que ambas administraciones deben regularizar ya a este colectivo es de justicia. Durante años, las autoridades sanitarias echaron mano de centenares de profesionales que les resultaban vitales para hacer frente a la creciente presión asistencial y que no pudieron especializarse por culpa del número raquítico de plazas formativas que se ofertaban. Al igual que los especialistas puros y duros, ellos fueron también el sostén de la Sanidad y adquirieron pericia sobrada mediante un ejercicio profesional de años. Pese a que ya hubo en el pasado dos procesos de regularización, todavía quedan en el sistema muchos de estos sanitarios en tierra de nadie y ya es hora de que se haga tabula rasa con ellos. No es de recibo demandar su trabajo y luego dejarles tirados, como ha ocurrido.

El segundo motivo es político. Tanto las autoridades pasadas como las presentes prometieron la puesta en marcha de un proceso definitivo para terminar de regularizar al colectivo. En febrero de 2012, la propia Ana Mato expresó incluso en la Comisión de Sanidad del Congreso la necesidad de activar un proceso de acceso excepcional al título de especialista, y en junio de ese mismo año las autoridades llegaron a ofrecer una regularización rápida, pero sin el título. Se trataba en realidad de una acreditación, muy diferente de las regularizaciones anteriores. Un año después, el Consejo Interterritorial formuló incluso un borrador para dicha acreditación, y propuso que fueran las autonomías las que lo regularan. No es difícil entrever lo que sucedió después. Las comunidades llevaron el ascua a su sardina y vincularon la ansiada acreditación a la permanencia a un puesto de trabajo: si el empleo desaparece o cambia de lugar, la primera desaparece. Después de aquello, no se ha hecho nada y los afectados siguen ejerciendo bajo el paraguas de la más absoluta precariedad.

¿Qué arguyen las autoridades? Que Europa no vería con buenos ojos la regularización. Pues bien, entra aquí el tercer argumento en favor de los Mestos y sus compañeros sin título oficial. La UE, a través de la directiva 2013/55, ha instado a los estados miembros a reconocer los títulos de especialistas otorgados en Italia a los profesionales en idéntica situación, siempre que éstos lleven más de diez años de ejercicio. Esto significa que Mestos de Italia podrían trabajar como especialistas en España, pero no a la inversa. ¿Cabe mayor injusticia para negar el proceso en nuestro país? No. Mientras profesionales extranjeros entran a trabajar en España sin excesivas barreras, los sanitarios españoles sin título siguen ejerciendo con la espada de Damocles a su espalda.

w ¿Por qué lleva la Dirección General de Recursos Humanos del Ministerio más de un año sin mantener contacto alguno con los mostos?

w ¿Cuántos mestos puede haber en Pediatría? ¿Y en Psiquiatría? ¿Por qué no se implican más los colegios
en defender a este colectivo?

w ¿Qué gerente de un hospital madrileño ha salido perdiendo con los cambios en la Consejería?

w ¿Qué grata sorpresa aguarda a todos los miembros
de una junta colegial?