Entrevista/ El presidente cree que la experiencia en la comunidad autónoma ha vencido la desconfianza inicial

br

| viernes, 16 de septiembre de 2011 h |

E.M.C.

Madrid

Con la prescripción por principio activo a punto de extenderse a todas las comunidades autónomas españolas, el presidente del Consejo Andaluz de Médicos, Javier de Teresa, analiza la experiencia de los facultativos con una medida que cuenta con más de diez años de experiencia en el Servicio Andaluz de Salud.

Pregunta. ¿Qué balance hacen los médicos andaluces de sus diez años de PPA?

Respuesta. La experiencia no ha sido mala, mantiene el criterio profesional a la hora de prescribir y ayuda a la sostenibilidad del sistema, que es una de nuestras grandes contribuciones. En Andalucía ha sido una medida progresiva. Se incluyó en los contratos programa que firman los hospitales con el Servicio Andaluz de Salud y que luego trasladan a todos los servicios y unidades de gestión. Dentro de los objetivos de estos servicios se fijó un porcentaje de receta por principio activo. Ese porcentaje ha ido aumentando y ahora estamos entre el 67 y 70 por ciento.

De primeras cuesta, porque hay que cambiar las costumbres a la hora de recetar, aunque los médicos estudiamos por principio activo. Siempre hay reticencias a los cambios. Al principio pensamos que podría afectar a la libertad de prescripción, pero en realidad se manda un principio activo, que es el fármaco que se quiere recetar. Además, se puede mandar cualquier tipo de fármaco, siempre que se ponga por principio activo.

Sólo al comienzo tuvimos problemas para determinar bien el nombre, la cantidad, etc. Todos nos hemos ido adaptando y, según nuestra experiencia, casi todo el mundo ha entrado en la dinámica. No sentimos que sea una limitación, porque hay una cifra superior al 20 por ciento en la que se receta marca. No constriñe.

El genérico sí tiene que ver con el acuerdo entre la farmacia, la administración sanitaria, etc., pero nosotros como profesionales utilizamos el principio activo, que es lo que el enfermo va a recibir, y nos ajustamos a eso.

P. ¿Les han pedido consejo compañeros de alguna comunidad autónoma?

R. No. No he tenido ningún requerimiento. Es una medida reciente y con el verano de por medio tampoco ha habido tiempo. Como siempre nos pasa, de primeras cualquier cambio crea incertidumbre. El desarrollo normal hace que acostumbres tu forma de trabajo a eso. Nosotros prácticamente lo hacemos todos y no hay ninguna limitación.

P. ¿Se han resuelto las dificultades planteadas inicialmente?

R. La mayoría sí. Casi todas las unidades con las que yo tengo relación cumplen con el porcentaje comentado. Cuando se quiere mandar ibuprofeno, se pones ibuprofeno. Otra cosa es que existieran limitaciones para usar algún tipo de medicamento, pero como la única indicación es que se ponga el principio activo y no la marca, con el desarrollo te das cuenta de que es lo mismo. En mi servicio, por ejemplo, preparamos un listado con los principios activos de las marcas más utilizadas. También hay que tener en cuenta que cuando se consulta la literatura se usa el principio activo, y eso hace que lo tengas mucho más fresco.

P. De hecho, era uno de los argumentos de la consejería, que aseguraba que facilitaba la búsqueda bibliográfica y la investigación…

R. Eso es. Al final es un lenguaje que todos tenemos que entender y los profesionales sanitarios estamos siempre abiertos a la colaboración. En un momento tan complicado como este, con problemas serios, creo que es una medida que aquí funciona desde hace tiempo, y que no va a cambiar en absoluto la calidad.

P. En el resto de comunidades autónomas los programas electrónicos se tendrán que adaptar…

R. En Andalucía toda la prescripción es ya electrónica, en atención primaria y hospitales. Se puede usar la receta en papel para marca. En nuestro caso, los programas se desarrollaron ya sobre esta base. Es lógico que ellos tengan más complicaciones. Además, cualquier cambio que surja, tanto para el profesional como para el paciente que está acostumbrado a recibir una medicación que se sabe de memoria y que ahora va a recibir otra distinta, puede plantear conflictos en la oficina de farmacia. Los que menos vamos a sufrir seremos nosotros, que ya tenemos la experiencia.

P. ¿En qué áreas de la medicina resulta más difícil?

R. En los nuevos fármacos es complicado. Cuando una empresa presenta un medicamento, presenta la marca comercial. En los fármacos habituales, antiinflamatorios, inhibidores de la bomba de protones, antidiabéticos, antihipertensores, etc., casi todo el mundo se maneja con el principio activo, con la mayoría no hay dudas.

P. La OMC insiste en asegurar las equivalencias terapéuticas y abordar la bioapariencia de los genéricos… ¿Habéis observado estos problemas?

R. El principio activo es el principio activo. Lo que yo receto es lo que se da. Si hay patente, se dispensa la marca. Cuando ya ha pasado el tiempo de patente, la dirección general de farmacia debe vigilar que los medicamentos que se proporcionan tienen la misma equivalencia terapéutica, es la administración la que debe controlarlo. La bioapariencia es otro tema muy importante, sobre todo en pacientes mayores, que no toman un principio activo, sino “la pastilla azul”. Si esto cambia, puede haber problemas y hay que ser cuidadosos. Estamos hablando de pacientes crónicos que no conocen los fármacos, sólo saben para qué son y cómo son.

P. ¿Los médicos andaluces han observado este problema?

R. Sí, se nota en algunos casos. Cuando en la farmacia se les da otro genérico lo rechazan, pensando que no es su tratamiento. Es un tema aparte. Desde la medicina tenemos que ceñirnos a la bioapariencia y a la eficacia de la medicación. Otros profesionales, como los farmacéuticos, tienen que buscar, de acuerdo con la administración, lograr el mayor ahorro posible intentando que el sistema se mantenga.

P. ¿Podría ser la antesala nacional de las subastas de medicamentos? ¿Cómo afectarán al médico?

R. No me gusta hablar de “subasta pública”, suena a concurso… No hemos participado en nada, sí se ha hablado mucho entre los colegios de farmacéuticos y la administración, pero tengo entendido que se trata de abaratar el coste al máximo. Siempre que se den ciertas condiciones, que estén seguros de la eficacia del fármaco y de que se puede superponer y con todas las garantías… Eso sí, hay que tener cuidado con el desabastecimiento. En cuanto veamos que puede tener alguna repercusión en la salud, hablaremos.