| lunes, 17 de febrero de 2014 h |

Durante los últimos años, el mercado farmacéutico español ha experimentado ajustes además de cambios regulatorios provocando que el mercado que tenemos a día de hoy difiera mucho del que teníamos hace tres años. El trasvase de medicamentos de la prestación en recetas a dispensación hospitalaria, la implementación de precios de referencia, la bajada de precios de productos, la mayor penetración del uso del genérico, el copago, la desfinanciación de productos… han producido un ajuste en el mercado mayor a los 1.300M€ (valorado a PVL).

Muchas de estas medidas han sido implementadas en el mercado retail, mientras que en el área hospitalaria la gestión del gasto farmacéutico se ha conducido a través de las CC.AA. y de los propios hospitales, más concretamente a través de los farmacéuticos hospitalarios. Estos facultativos hace años centraban sus esfuerzos en el paciente hospitalizado pero progresivamente han ido experimentado un desarrollo en nuevas facetas de su profesión como la farmacia onco-hematológica y las consultas de atención farmacéutica a pacientes externos con el objetivo de dar atención a un creciente número de pacientes que no están hospitalizados pero requieren de atención especializada. Hoy en día el consumo del paciente ambulante y externo supone más del 75% del consumo total hospitalario, debido a que este tipo de pacientes engloban patologías con tratamientos de alto coste.

Por todo ello, actualmente los Servicios de Farmacia Hospitalaria deben gestionar un presupuesto cada vez más ajustado y al mismo tiempo asegurar el óptimo tratamiento de cada paciente. Hoy día este equilibrio se hace más complejo ya que el control presupuestario acentuado por la crisis económica se enfrenta a una tendencia alcista debido a varios factores como: el acceso a nuevos fármacos, al envejecimiento de la población y el aumento del arsenal terapéutico (productos biotecnológicos, medicamentos huérfanos, entre otros) que conducen a un incremento de pacientes tratados en patologías de alto coste y, en ocasiones, muy prevalentes que provocan la cronificación de los tratamientos.

Esta situación exige que el farmacéutico necesite disponer de herramientas de control del gasto farmacéutico que le permitan entender de una manera rápida, accesible e interpretable el por qué de la evolución del gasto farmacéutico, cuáles son las áreas terapéuticas que concentran el mayor porcentaje del gasto, cuál es su evolución y determinar el gasto que se está produciendo por paciente y tratamiento. Herramientas como GESFAR ayudan al farmacéutico en su tarea de análisis, permitiendo al farmacéutico y a las direcciones dedicar sus recursos a interpretar la información generada por la herramienta, compartir conclusiones con el resto de profesionales sanitarios optimizando la gestión del gasto farmacéutico y asegurando la calidad asistencial de los pacientes.

Ante esta situación la transparencia y el acceso de la información se hacen imprescindibles para la toma de decisiones basadas en la evidencia con el objetivo de medir los resultados en salud de los fármacos financiados. Cada día son más los que apuestan por esta situación de información, iniciativa a la que se suma IMS Health mediante el desarrollo de plataformas y herramientas con las que ya trabajan hospitales en España y en el resto del mundo, y cuyo objetivo es que la toma de decisiones basadas en la evidencia sea una realidad en un futuro próximo en los hospitales españoles.