josé a. rodríguez Barcelona | viernes, 06 de marzo de 2015 h |

No está entre los primeros violinistas del mundo, pero Miquel Vila, apasionado de su trabajo y la música clásica e investigador ICREA, puede presumir de estar situado entre los cien investigadores con más producción e impacto del mundo en el campo del párkinson, según un estudio del ‘Journal of Parkinson’s Disease’.

Pregunta. Eres un habitual de los reconocimientos. Hace poco ganaste el premio al mejor artículo de investigación de la Federación Española de Párkinson.

Respuesta. Bueno, claro que es una satisfacción que te reconozcan tu trabajo, pero me quedo con el haber contribuido a explicar un poco mejor la patología.

P. ¿Cuál fue esa contribución?

R. Que las formas patológicas de la proteína alfa-sinucleína presentes en pacientes fallecidos con enfermedad de Parkinson son capaces de iniciar el proceso neurodegenerativo en ratones y primates.

P. ¿No es frustrante investigar en un campo en el que no parece haber cura posible a la vista?

R. Yo soy optimista en ese sentido. El párkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente. Pero se está avanzando mucho en el conocimiento de estas patologías. Como comparten mecanismos comunes, un logro en una de ellas contribuye al avance en las demás. En concreto, en el campo del párkinson se está mejorando en la detección precoz y creo que, antes o después, conseguiremos una cura.

P. ¿Para qué has necesitado más paciencia, para aprender a tocar el violín o para aceptar que pasarán años antes de curar estas patologías?

R. Difícil comparar… Lo que sí que veo en común en ambos campos es que exigen una combinación de grandes dosis de creatividad y disciplina. Para tocar un instrumento como el violín necesitas muchas horas de práctica.

P. ¿Y te queda tiempo entre investigaciones, acudir a congresos…?

R. Hago lo que puedo. Para mí la música es un placer. Y toco sobre todo los fines de semana.

P. Dicen que aprender a tocar un instrumento es una buena vacuna para prevenir demencias…

R. La memoria musical es de las últimas que se pierden. Una persona con alzhéimer puede no reconocer las caras de sus familiares, pero escucha una música que significa algo para ella y se emociona. La música tiene una increíble capacidad para emocionar,

P. ¿Y tú te emocionas cada vez que tocas el violín en la World Doctors Orchestra?

R. Es fantástico poder tocar con otros colegas y, además, por motivos benéficos. Uno de los últimos conciertos fue precisamente en Fukushima y, sí, fue muy emotivo.

P. ¿Qué pasa si alguno de los miembros de su grupo de investigación desafina?

R. En un grupo como el nuestro, en el que hay muchos profesionales de diferentes niveles, y algunos muy cualificados, lo importante es sacar lo mejor de cada uno facilitando sinergias.

P. ¿España es un país de primeros violines en el campo científico pero que reciben trato de músicos de calle?

R. Es evidente que se han producido recortes, pero, aun así, creo que la investigación sigue siendo puntera. En el caso de nuestro grupo no nos podemos quejar, ya que tenemos muchas facilidades para investigar.

¿Un estilo musical? Me quedo con la música clásica.

¿Una pieza musical? Uf, es difícil elegir sólo una, pero si tengo que escoger, me quedo con La Pasión según San Mateo, de Johann Sebastian Bach.

¿Un escenario en el que te gustaría tocar? Gracias a la World Doctors Orchestra he tenido la suerte de tocar en sitios increíbles. Repetiría en el auditorio de la Orquesta Filarmónica de Berlín, donde estás rodeado por el público.

¿Un violinista? El israelí Itzhak Perlman, quien, a pesar de andar con muletas debido a la polio que sufrió de niño, es un gran violinista.