José A. Rodríguez Barcelona | viernes, 06 de noviembre de 2015 h |

La mejor receta para superar el estrés laboral… un poco de empatía. Así lo asegura un estudio realizado por Oriol Yuguero, médico de atención primaria ahora en las Urgencias del Arnau de Vilanova, e investigador del Instituto de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol (Idiap Jordi Gol). Yuguero, apasionado de su profesión, también está interesado en temas de bioética y desigualdades en salud, y, cuando tiene algo de tiempo, aprovecha para salir a correr.

Pregunta. Ahora estás en Urgencias, hasta hace poco también eras regidor de salud del Ayuntamiento de Lleida, investigas en temas de bioética… ¿no corres el riesgo de quemarte?

Respuesta. Yo estoy convencido de que la clave para evitar quemarte en el trabajo es implicarte con ganas en lo que haces. Y ese es mi caso. Me encanta trabajar como médico.

P. En un estudio realizado con profesionales sanitarios de Lleida viste que los profesionales empáticos están menos agotados. Defíneme al médico empático.

R. Es aquel que tiene la capacidad de entender los sentimientos de los otros, y de hacerles llegar que los entiende. Es decir, le hace ver al paciente que comprende su problema.

P. ¿Y hay tiempo de ser empático con la presión asistencial que soportan los médicos?

R. Es que yo creo que ser empático no tiene tanto que ver con la presión asistencial como con el carácter de cada uno. La empatía ayuda a que en situaciones de estrés, debidas a la carga asistencial, no aparezca el burnout. Es decir, cuanta más empatía, menos riesgo de quemarse en el trabajo. Si solo te importa tu sueldo y no te importa el paciente, te quemarás mucho antes.

P. El empático, ¿nace o se hace?

R. Es un rasgo del carácter, pero que se puede trabajar. Por ejemplo, la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria, de la que soy vocal, establece estrategias para ayudar a los médicos a que sean más empáticos. Lo que sí que creo es que, en general, los médicos de AP somos más empáticos, porque vamos a casa de los pacientes y conocemos más su historia personal.

P. Tu estudio dice que los médicos más jóvenes son los más empáticos. ¿Los años no perdonan en esta profesión?

R. Quizás tiene que ver con que uno empieza con mucha ilusión. Pero, a pesar de que da la impresión de que los médicos son un colectivo con mucho burnout, el estudio señala que el 35,05 por ciento de los médicos tienen un nivel alto de empatía y el 31,83, un nivel medio.

P. ¿Los gestores deberían ser más empáticos con los profesionales sanitarios?

R. Por supuesto. Los gestores deberían entender que ayudar a los médicos a que tengan una actitud empática redunda en beneficio de los pacientes.

P. Tú fuiste regidor de salud del PSC en el Ayuntamiento de Lleida. ¿No había una lucha interior entre el gestor y el médico?

R. No, porque la gestión municipal de la salud poco tiene que ver con la práctica asistencial. Yo intentaba aportar a la gestión política mi visión como médico de familia.

P. Ya de pequeñito mostrabas cierta querencia por el poder, ¿no? Fuiste el primer presidente del Plenario de los Niños de Lleida.

R. Bueno, fue un poco por casualidad, lo que pasó es que me presenté a ese plenario, más por curiosidad, y me eligieron como presidente.

P. ¿Y no echas de menos tener algún cargo?, ¿no te ves como ministro de Sanidad o como conseller?

R. Yo ahora estoy muy contento ejerciendo de médico. Siempre quise serlo y me encanta mi profesión. No sé qué vendrá en el futuro, pero como médico disfruto mucho.

¿Un libro? Dispara, yo ya estoy muerto, de Julia Navarro.

¿Una canción? Neutron Star Collision, de Muse.

¿Una película? Casablanca.

¿El mejor viaje que has hecho? Un recorrido por la costa oeste de Estados Unidos, que hice este verano.

¿Un viaje por hacer? Me encantaría ir a Perú.