Carmen M. López Madrid | viernes, 09 de mayo de 2014 h |

“Tener claros los objetivos de la gestión clínica, contar con la confianza de la Administración, implicar a los profesionales, tener un buen equipo gestor y contar con las herramientas básicas adecuadas”, son los pilares fundamentales de un modelo perfecto de gestión clínica (GC). Para Marián Bas, coordinadora de Gestión del Instituto Cardiovascular (ICV) del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, bajo estas premisas se asienta el ICV, pionero en gestión clínica y que celebró la semana pasada su XV aniversario.

Con dos herramientas fundamentales, los contratos de gestión y los sistemas de información, Bas comentó que la gestión debe evaluar resultados, alcanzar mejoras y establecer objetivos en gestión clínica. Precisamente, los primeros permiten recoger los compromisos de las partes, contemplar los objetivos asistenciales, docentes, investigadores y de gestión. Así como evaluar los resultados mediante indicadores, establecer un horizonte temporal suficiente para adoptar estrategias de mejora a medio plazo e incentivos que faciliten la alineación de los objetivos de los profesionales con los del SNS. Para ello, Julián Pérez-Villacastín, director del instituto, resaltó la importancia de “medir lo que hacemos y lo que conseguimos, incluyendo resultados económicos pero, sobre todo, clínicos, de docencia e investigación”. Precisamente, según Bas “todo lo que no se puede medir, no se puede gestionar”.

Asimismo, los sistemas de información garantizan la asistencia, incorporan la innovación en la relación médico-paciente, posibilitan la comunicación con otros servicios, ayudan al formar al paciente activo y “favorecen la docencia y estimular la investigación”, indicó Bas. A su juicio, esta herramienta permite alimentar el cuadro de mandos, analizar los costes y el consumo de recursos y elaborar indicadores de calidad, eficiencia y seguridad. Pero sobre todo, para Pérez-Villacastín la meta es “mejorar la salud cardiovascular con los recursos asignados”.

Meritocracia

En este sentido, el compromiso de las profesionales debe ir más allá de la jerarquía, es decir, mediante una “meritocracia”, de manera que se logre la implicación de todos y garantice la confianza de los pacientes.

Desde su creación, tal y como recordó el que fue el primer director del ICV, Carlos Macaya, el Instituto ha experimentado cambios en su organización hasta alcanzar la integración de todos los servicios y unidades relacionados con la patología cardiovascular y ofertando una atención integral a los pacientes. En este sentido, Pérez- Villacastín resaltó la importancia de diseñar procesos de manera eficiente. Así, el jefe de Cardiología del Hospital incidió en la importancia del compromiso, y cómo, gracias a él, el centro ha conseguido grandes avances como la reducción de la estancia media de los pacientes. Además, Macaya rememoró dos de los hitos que han marcado al centro como fue la creación de dos salas satélites de hemodinámica en el Severo Ochoa de Leganés en 2002 y en el Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares, lo que puso en relieve el papel de las nuevas tecnologías para mejorar y agilizar la asistencia.

El decreto de gestión clínica

Los padrinos del aniversario fueron la ministra de Sanidad, Ana Mato y el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Francisco Javier Rodríguez. Para Mato, el modelo del ICV “ha agilizado los procedimientos y mejorado la calidad asistencial, optimizando al mismo tiempo los recursos disponibles”. A su juicio, se trata de un modelo de éxito “exportable” a otros centros.

Este modelo, que tiene como objetivo proporcionar una atención integral al paciente con la máxima calidad y eficiencia y a través de la participación de todos los profesionales sanitarios es, precisamente, uno de los pilares del Pacto por la Sostenibilidad y la Calidad del Sistema Nacional de Salud, que la ministra firmó en julio con el Foro de la Profesión.

Por ello, anunció que “están trabajando en la definición de un marco normativo común” para regular las unidades de gestión clínica del Sistema Nacional de Salud“. Un marco que tendrá, en palabras de la ministra, “un impacto positivo en la nueva gobernanza de las instituciones sanitarias”. Algo que según Tomás Toranzo, vicepresidente de CESM, no parece tan inminente ya que de momento, el Foro se encuentra estudiando el “borrador tan genérico” que presentó el ministerio hace unos meses, y a la inversa. Sin embargo, reconoce que ambos documentos cuentan con términos comunes, que se aproximan, aunque de momento, los profesionales están a la espera de una próxima reunión para modelar la gestión clínica. A falta de los últimos movimientos, Toranzo añade que queda por definir el rango legal que tendrá el decreto y posteriormente pasar por el territorial para extenderlo a todas las comunidades.

Castilla y León lleva a la espera del decreto de gestión clínica desde hace tiempo, aunque todo apunta a que le queda poco para que vea la luz.

El consejero de Sanidad de Castilla y León, Antonio María Sáez Aguado, ha manifestado que la sentencia del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Castilla y León que anula la resolución que aprobó el Programa de Gestión Clínica de Valladolid y Zamora no supondrá retrasos en el decreto que regulará las unidades de gestión.

En estos momentos se está ultimando la tramitación del mismo y en él se incorporará lo que corresponda de tal sentencia, según ha señalado el titular de Sanidad, quien ha incidido en que la intención de la Junta es que este mismo año estén ya constituidas las primeras unidades.

Aunque estaba previsto que el proyecto estuviera desde marzo en marcha, los cambios que implicará la implantación del modelo de gestión clínica en el mapa sanitario a corto y largo plazo obligan a no dejar ningún fleco suelto.

Por su parte,algunos sindicatos se oponen al cambio, como CC.OO., contrarios al sistema de incentivos, o CESM que no considera válido el modelo de Sacyl, sobre todo, antes de que se haya aprobado el decreto del Foro.

La consejera de Sanidad de Galicia, Rocío Mosquera, ha defendido que el decreto de las áreas de gestión clínica aprobado en marzo por el Consejo de la Xunta “cumple los requisitos de legalidad y oportunidad”, según la Asesoría Jurídica de la Administración gallega. Además, ha asegurado que el texto se modificó para adaptarse al dictamen emitido por el Consultivo. En este sentido, Mosquera defiende que las unidades de gestión clínica están implantadas en otros sistemas de salud, donde son una herramienta “conocida y valorada” y ha asegurado que está contemplada en toda la normativa y en todos los documentos estratégicos de la Consellería.

A pesar de tener a los sindicatos y a la oposición en contra, la administración gallega siempre ha defendido que el decreto de gestión clínica, “regula la estructura, la organización y el funcionamiento de las áreas, que estarán todas dotadas del nivel de autonomía suficiente para realizar sus funciones”. Para Mosquera, el modelo se basa en tres pilares básicos: la voluntariedad de los profesionales, que no tiene entidad jurídica propia —no cambia el régimen jurídico laboral— que tiene que ser muy participativa”.