En apenas un mes se cumple un año de la entrada en funcionamiento de una de las piezas centrales de la reforma sanitaria del presidente norteamericano Barack Obama: el mercado federal de seguros, la central de compras de seguro médico privado a través de la cual particulares y pequeñas empresas, con menos de 50 empleados, pueden comparar antes de adquirir su póliza.
Es una de las herramientas con la que los ciudadanos americanos, obligados a obtener un seguro de salud por la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible, conocida popularmente como ‘Obamacare’, cumplen con el llamado “mandato individual”, que desde enero de este año exige la suscripción de un seguro médico a quienes carecen de cobertura por los programas públicos o los seguros sanitarios que proporcionan las empresas a sus trabajadores. El objetivo, reducir la cantidad de estadounidenses que carecen de seguros de salud, que el gobierno estima en 45 millones de ciudadanos.
Firmada en marzo de 2010 por el presidente demócrata norteamericano, la principal apuesta de Obama establece no sólo la obligación de suscribir un seguro de salud, bajo amenaza de multa, sino también subsidios para ayudar a las personas con bajos ingresos a conseguir cobertura sanitaria y estándares de calidad en las prestaciones sanitarias. De igual modo, ponía límites a las prácticas de las aseguradoras privadas, que, por ejemplo, no pueden negarse a asegurar a ciudadanos con patologías previas a la suscripción o aumentar el precio de las primas ante una enfermedad.
Un año difícil
El último año, decisivo para la implantación a efectos prácticos de la reforma, no ha sido precisamente fácil. Superadas las dudas sobre la constitucionalidad de este mandato individual —que el Tribunal Supremo resolvió en junio de 2012 con la idea de que la multa puede considerarse un impuesto, desmontando el argumento de que la Ley Federal de Comercio no autorizaba al Congreso a establecer esta obligación— ,‘Obamacare’ sigue dando quehacer en los tribunales.
A finales de julio de este año, la Cámara de Representantes, con mayoría republicana desde 2011 y enfrentada a un Senado controlado por los demócratas, aprobaba demandar al presidente por violar derechos constitucionales, caldeando el ambiente en la antesala de las elecciones legislativas que, según la prensa norteamericana, se celebrarán en noviembre. Acusan a Obama de abusar de su poder ejecutivo y adoptarmedidas de espaldas al Congreso.
La demanda se centrará en la decisión del presidente de retrasar los plazos iniciales fijados para que las empresas cumplan su parte en esta ley. El pasado mes de febrero, la Casa Blanca anunció que postpondrá hasta 2016 la obligación de dar cobertura médica a los empleados de empresas con entre 50 y 99 empleados, que no podrán ser multadas. Además, las compañías con más de 100 trabajadores también tienen una prórroga hasta 2015 y eludirán la multa si ofrecen cobertura sanitaria al 70 por ciento de sus empleados durante el año que viene, en lugar del 95 por ciento previsto inicialmente. Asimismo la inscripción por internet del programa de seguros sanitarios para pequeñas empresas también fue prorrogada, y empezará en dos meses. Al margen del supuesto “abuso” de supoder ejecutivo , los republicanos critican que se retrase el cumplimiento de las normas para las empresas, pero no para los ciudadanos.
Pero la guerra en los juzgados no terminará ahí. Los problemas crecen y un tribunal federal de apelaciones norteamericano ha emitido un fallo que considera ilegales buena parte de los subsidios concedidos por el gobierno federal. De acuerdo con la redacción de la norma, las ayudas sólo podrán concederse en los estados que cuenten con un mercado propio de seguros médicos, lo que podría afectar a 4,7 millones de personas que adquirieron sus pólizas con el apoyo económico del gobierno central en los 36 estados que participan en el mercado federal de seguros.
Superado el caos inicial
La nueva preocupación reaviva el recuerdo del caos sufrido hace ahora casi un año. A los incontables problemas técnicos de la entrada en vigor de este mercado federal en una web colapsada, por los que el presidente llegó a disculparse, se sumó la necesidad de resolver la situación de miles de ciudadanos que habían perdido su seguro médico individual porque las pólizas no cumplían con los requisitos mínimos marcados por la ley, que podrán ser renovados.
Todo ello, en el marco de una lucha encarnizada con los republicanos, obcecados en ponerle freno. Y es que coincidiendo con la entrada en funcionamiento de este mercado de seguros y con el gobierno federal parcialmente paralizado, los republicanos trataron de condicionar, sin éxito, su apoyo al aumento del techo de gasto en la Cámara de Representantes al aplazamiento de un año de la entrada en vigor de esta reforma.
Salvando la carrera de obstáculos y una vez finalizado el periodo de inscripción, la Casa Blanca anunció en mayo la integración de 13 millones de personas en el programa sanitario. Ocho con planes privados a través de los mercados federales y 4,8 millones que optaron por Medicaid y el programa de seguro médico infantil (CHIP, por sus siglas en inglés), los programas públicos que dan cobertura a los colectivos con menos recursos y que, con la excepción de 24 estados gobernados por los republicanos, se han comprometido a ampliar en el marco de esta ley. A pesar del éxito anunciado, las dificultades dejaron en el camino a la secretaria de Salud de los últimos cinco años, Kathleen Sebelius, que presentaba su dimisión en abril.
‘Obamacare’ avanza sorteando los contratiempos a pesar del rechazo, todavía mayoritario, de la opinión pública norteamericana. Un 51 por ciento de los ciudadanos, según la encuesta Gallup publicada en julio, suspende la reforma sanitaria, y apenas un 41 por ciento le concede un aprobado.
Otros informes, por el contrario, como el publicado por la Commonwealth Fund, subraya que ha logrado importantes objetivos en su primer año de implementación completa: La tasa de americanos sin seguro continúa a la baja, la mayor parte de quienes han suscrito una nueva póliza están satisfechos con sus seguros y la mayoría de los ciudadanos encuentran fácil el acceso al médico. La tasa de personas sin seguro ha descendido del 20 al 15 por ciento desde julio de 2013, especialmente entre los jóvenes, en los que bajó un 10 por ciento, y en la población latina, en la que se ha reducido un 13. Además, el 58 por ciento de quienes han suscrito nuevos seguros de salud aseguran que han mejorado y casi el 70 por ciento de los nuevos asegurados están satisfechos o muy satisfechos con sus nuevos planes sanitarios.
La ampliación de los plazos a las empresas para cumplir la
ley y los subsidios federales están en los juzgados
La ampliación de los plazos para cumplir la ley a las empresas y los subsidios federales, en los juzgados
Un total de 13 millones de personas se han inscrito en el programa sanitario que materializa la reforma
Un total de 13 millones
de personas se han inscrito
en el programa sanitario
que materializa la reforma