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Hospitales universitarios y generación de conocimiento son dos aspectos que van necesariamente unidos, si bien esta relación se olvida con demasiada frecuencia. “El hospital no está para curar y de paso investigar, sino que un hospital universitario y terciario está para generar salud y conocimiento”, destaca David García-Dorado, jefe de servicio de Cardiología del Hospital Vall d’Hebron y profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona. Y ¿por qué? porque precisamente a estos hospitales llegan pacientes y se administran tratamientos que solo se ven en estos centros, que solo se pueden investigar allí.
Concretamente, el grupo de cardiología que él dirige consta de una unidad de investigación clínica y una unidad de epidemiología en la que trabajan más de cuarenta personas entre médicos, biólogos, estadísticos o enfermeros. Solo el año pasado, este grupo consiguió publicar un total de 90 artículos, que les proporcionaron más de 500 puntos de factor impacto. Actualmente, este equipo tiene abierta una línea de investigación sobre cardiopatía isquémica en la que se tratan aspectos como el síndrome coronario agudo, los tratamientos agregantes y anticoagulantes o la disminución de las consecuencias de la isquemia miocárdica después de una oclusión coronaria. Asimismo, también hay abierta una línea de investigación en enfermedades de la aorta y otra en valvulopatías, incluyendo aquí el desarrollo de algoritmos de tratamientos o indicaciones menos invasivas para el manejo de pacientes con contraindicaciones quirúrgicas, en particular la estenosis aórtica. Además, la Unidad también tiene abiertas investigaciones en enfermedades del miocardio y del pericardio y en cardiopatías congénitas del adolescente y del adulto, un área esta última de “prevalencia cada vez mayor”, apunta García-Dorado.
Toda una serie de líneas de investigación que podrían verse amenazadas no por la financiación, sino por el tiempo. “La financiación no serviría de nada si la presión asistencial fuese tan grande que los médicos no tuviese tiempo nada más que para ejercer su labor asistencial y, en todo caso, la docente”, asegura García-Dorado. Así, para él, la amenaza de la crisis no es tanto la reducción de fondos públicos para investigación como “el cambio hacia un modelo en el que no hay tiempo y no se considera la investigación”.
Prueba de la apuesta del Vall d’Hebron por la tríada asistencia, investigación y docencia, es el proyecto Promise. Liderado por Klaus Preisner, de la Universidad de Giessen, en Alemania, y por el propio García-Dorado, este programa internacional de doctorado combina la investigación y la formación con estancias en ambos países. Bajo unos criterios muy restrictivos, el programa recibe fondos de la Fundación Alemana para la Investigación y de la Red de Investigación Cardiovascular (Recava) para trabajar en tres líneas de investigación: nuevas estrategias moleculares para interferir en la aterosclerosis y la reestenosis de los vasos coronarios, la protección del músculo cardiaco y el endotelio vascular en isquemia y la regeneración de tejidos del corazón, también en isquemia.