| viernes, 05 de abril de 2013 h |

La industria farmacéutica ubicada en España invierte 2,6 millones de euros al día en la investigación de nuevos medicamentos, y ello representa el 20% de la inversión total en I+D de la industria española.

Tras años de continuo incremento de las inversiones en I+D , en los últimos años estas han decrecido de manera preocupante. La crisis económica, junto con las medidas de control de gasto promovidas por el Gobierno, obliga a consolidar el reconocimiento público a la labor investigadora de nuevos fármacos y a plantear una nueva estrategia que nos lleve hacia el cambio de modelo productivo basado en el conocimiento. Para la industria farmacéutica este cambio debe venir de la mano de una investigación de alto nivel, destinada a la mejora de la salud y calidad de vida, dado que es una necesidad que la sociedad demanda y que la mayoría de empresas del sector tiene asumido como compromiso empresarial y social,

No es casualidad que los países más avanzados tengan una excelente opinión de la capacidad tecnológica e investigadora de sus empresas y que sus gobiernos, sus instituciones e incluso sus ciudadanos la manifiesten a la menor oportunidad. Existe en estos países la convicción de que esta capacidad debe ser apoyada con todos los medios porque ello redundará en el bienestar de toda la sociedad.

Históricamente en nuestro país ha faltado y falta este sentimiento. Pero la actual realidad es muy diferente. Existen empresas que compiten internacionalmente sobre la base de su capacidad tecnológica y nivel científico y hay excelentes ejemplos en el sector de la industria farmacéutica donde moléculas investigadas y desarrolladas totalmente en el estado español han sido aprobadas como nuevos medicamentos por las autoridades sanitarias internacionales. Son laboratorios que realizan grandes esfuerzos en la I+D, pero tienen poco reconocimiento local, ni son tantos como para que pueda cuajar entre la sociedad la opinión de que una empresa española puede ser tan capaz o más que una extranjera en internacionalizar un novedoso medicamento.

La sociedad tiene tendencia a creer que las compañías farmacéuticas disfrutan de elevados beneficios y esto puede ser así (y no más que en otros sectores) en grandes compañías que han tenido éxito en sus investigaciones y están presentes en todos los países industrializados, donde, en general, se tiene un gran respecto por la innovación que se refleja en el nivel medio del precio de los medicamentos. En nuestro caso es muy distinto por dos motivos: el primero, porque el nivel de precio medio en España es bajo y, el segundo, porque las industrias nacionales dependen en su mayoría y en gran medida del mercado interno.

Este reconocimiento tiene que estar avalado con aportaciones terapéuticas realmente novedosas y que sean razonables a nivel coste-eficacia. Para ello, la estrategia de las compañías con I+D deberá cambiar, principalmente a nivel de investigación básica, intensificando los proyectos de cooperación entre empresas, instituciones y universidades, promoviendo la transferencia de tecnología y conocimiento al tiempo que se fomenta la internacionalización científica para impulsar la captación de talento

De esta manera la investigación deberá focalizarse necesariamente, es decir será más selectiva a la hora de desarrollar medicamentos novedosos. En esta especialización también debe incluirse el concepto de “innovación incremental”, que aporta novedades galénicas o mejoras de seguridad con respecto a medicamentos ya existentes.

Se dispone de un entorno adecuado para que la investigación en bio-medicina crezca. Seguramente el nivel de talento en nuestro país en un buen momento, con personas muy bien preparadas. Tenemos buenas universidades, hospitales, parques científicos y tecnológicos, centros de I+D públicos y privados e industria farmacéutica con proyección internacional. Con una buena coordinación, hemos de llegar al punto en que cada persona tenga, en el futuro, su tratamiento específico para su dolencia específica, en función de su perfil genético.

Dentro de la estrategia de conocimiento de la UE para la próxima década, con las miras puestas en el Horizonte 2020, el objetivo será dejar atrás la crisis y también modificar los defectos de nuestro modelo de crecimiento, y uno de ellos ha sido la falta de certidumbre y de estabilidad y marcos de actuación favorable a la actividades de I+D.

Es por ello que el nuevo escenario en la investigación biomédica debe ser el de un compromiso compartido entre los Centros de Investigación públicos o privados, la Industria Farmacéutica y la Administración. En definitiva el sector farmacéutico es clave en la transformación del modelo productivo de nuestro país hacia un sector de alto valor añadido.

Dr. Pere Berga

Académico Numerario de la
Real Academia de Farmacia de Cataluña