En el proyecto European Prevention of Alzheimer’s Dementia (EPAD) participan 36 partners —centros de investigación, universidades, laboratorios europeos y asociaciones de enfermos— que trabajan por un propósito común: prevenir la aparición de la enfermedad de Alzheimer en personas que presentan indicios de estar desarrollándola. Hoy en día, está configurando un registro de 24.000 personas y una cohorte con 6.000 voluntarios participantes.
“Esta situación lleva a proponer estudios de prevención secundaria indicados principalmente en gente de mediana edad (a partir de 50 años)”, explica a GM Gonzalo Sánchez, neuropsicólogo de la Fundación Pasqual Maragall y uno de los investigadores que forman parte del EPAD. “Lo que se pretende es crear una infraestructura para llevar a cabo ensayos clínicos que sean útiles para prevenir la enfermedad”.
Algo calificado como “novedoso y complejo”, si se tiene en cuenta que se trata de personas que no presentan (todavía) síntomas. “Se le realizarán estudios biológicos en líquido cefalorraquídeo de resonancia magnética (RM), etc., y se determinarán perfiles de riesgo”.
Recientemente, se ha celebrado en Barcelona la asamblea general de este consorcio que ha incluido hace pocas semanas al primer participante (Edimburgo) y, en Barcelona, están “a punto” de empezar a reclutar.
Respecto a los biomarcadores específicos de alzhéimer, Sánchez subraya que los dos principales son los beta-amiloides y la proteína TAU, que se pueden identificar en líquido cefalorraquídeo o en PET. “No van a determinar el desarrollo definitivo de la patología pero sí es cierto que su presencia es sugestiva de que en los siguientes años se pueda desarrollar la enfermedad”. No obstante, en este campo hay que seguir trabajando, como bien afirma el experto.