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“La insuficiencia cardiaca es muy prevalente, consume gran cantidad de recursos económicos y, cuando está establecida, tiene peor pronóstico que el cáncer más maligno”, ha asegurado Francisco Fernández-Avilés, coordinador de la recién creada Red de Investigación Cardiovascular (RIC), durante la celebración de la décima edición del Simposio Internacional de Terapia Celular e Innovación Cardiovascular.
Y a estos problemas hay que añadir otro, la escasez de donantes. “Solo un diez por ciento o menos de los candidatos a trasplante de corazón consiguen finalmente el órgano que necesitan”, ha destacado Fernández-Avilés. Una cifra preocupante teniendo en cuenta que el único tratamiento eficaz para esta patología es el trasplante de corazón y que los tratamientos farmacológicos y otras terapias convencionales, si bien ayudan mucho, el coordonador de la RIC subraya que “han llegado a su techo de eficacia y no aportarán ningún avance significativo en los próximos diez años”.
Con todos estos problemas sobre la mesa, la única solución, en opinión de Fernádez-Avilés, es la utilización de células madre capaces de sustituir el tejido cardiaco, es decir, la medicina regenerativa. Un campo en el que ya se han conseguido importantes resultados.
En experimentación animal, por ejemplo, se ha observado que células con alta plasticidad como las embrionarias son capaces de colonizar y regenerar totalmente el tejido cardiaco infartado en modelos de enfermedad similares al humano. además, también se ha visto que algunas células con menor plasticidad también tienen capacidad de regeneración cardiaca e incluso son beneficiosas para la evolución de modelos animales de infarto de miocardio similares a la clínica humana.