En las últimas dos décadas, el número de pacientes con esclerosis múltiple (EM) se ha duplicado por dos. Además, a medida que se incrementan los casos de esclerosis múltiple, también parece aumentar la proporción de mujeres que la padecen. “Aunque la EM siempre ha sido más frecuente en mujeres que en hombres, el riesgo relativo, es decir la probabilidad de que una mujer llegue a padecer la enfermedad, ha pasado del 1,4 por ciento de los primeros estudios al 3,2 actual”, señala Ester Moral, coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Desmielinizantes de la Sociedad Española de Neurología (SEN). “Puesto que aún se desconoce cuál es el origen de la enfermedad, resulta complicado explicar el motivo exacto de este incremento. No obstante, se han identificado ciertos factores medioambientales que podrían condicionar la enfermedad y las últimas investigaciones parecen apuntar a una mayor susceptibilidad de las mujeres hacia éstos”.
Aunque todavía no están claros los factores que influyen en la aparición de la EM parece que existe un determinante medioambiental en la patogenia de la EM. A este respecto se barajan dos hipótesis: la higiene, ya que un menor contacto con agentes infecciosos parece favorecer las enfermedades autoinmunes; y la vitamina D, puesto que hay un mayor número de casos en los países con menos sol. Pero también existe un componente genético que resulta clave para comprender el origen de esta enfermedad, ya que aunque esta enfermedad no es hereditaria, sí que existen variaciones genéticas que aumentan el riesgo de desarrollarla. “No obstante, aún no está claro por qué se activan los genes relacionados con la aparición de la enfermedad en algunas personas, mientras que en otras no”, señala Moral.
Otra de las razones que explica el aumento de los casos de esclerosis múltiple, es el gran avance que se ha producido en las técnicas diagnósticas. Aunque el diagnóstico de la EM es clínico, el desarrollo tecnológico y la aparición de varias pruebas complementarias, como la resonancia magnética (RM) o el análisis del líquido cefalorraquídeo, han ayudado a agilizar el diagnóstico de la enfermedad, lo que a su vez permite el tratamiento precoz, “vital para prevenir la discapacidad neurológica a largo plazo”, destaca Moral.
La buena noticia es que, a pesar de que no se dispone de un tratamiento definitivo, en los últimos 15 años se han producido importantes avances. “De no tener ningún fármaco disponible, hemos pasado a manejar varios con alto grado de eficacia y cada vez más fáciles de administrar, lo que a su vez ha aumentado el grado de adherencia de los pacientes a los mismos”, comenta Moral. “Además, en los próximos meses se espera la aprobación de varias terapias orales y anticuerpos monoclonales, que supondrán otro avance en el tratamiento futuro de la esclerosis múltiple y en el camino de individualizar cada vez más los tratamientos”.
También los pacientes han aprovechado el Día Mundial de esta patología para destacar que la investigación en EM, dado que es una enfermedad que se suele diagnosticar en adultos jóvenes, representa una inversión de futuro en salud a nivel económico. Por este motivo, la defensa de los servicios de rehabilitación, la protección social y laboral, así como la derivada de las prestaciones farmacéuticas, son la mejor inversión de futuro para conseguir vencer a esta enfermedad en un momento tan esperanzador en cuanto a lo científico y tan desolador en lo económico.
“La esclerosis múltiple se encuentra en un momento de gran avance en lo científico pero con algunas incertidumbres en cuanto al acceso a los futuros tratamientos en nuestro país. Además las asociaciones de EM están pasando por una situación extremadamente delicada, viéndose afectados los servicios de rehabilitación que muchas personas con EM reciben” manifiesta Ana Torredemer, presidenta de Esclerosis Múltiple España (EME).