R.C. Madrid | viernes, 12 de diciembre de 2014 h |

Compromiso en investigación y cooperación con otros grupos “no solo europeos, sino también norteamericanos” son las claves, señala Enrique Aranda, presidente del Grupo Español de Tratamiento de los Tumores Digestivos (TTD), para avanzar en este campo. Prueba de los beneficios de esta cooperación son, por ejemplo, la realización de ensayos como el Calgb, que demostró la no superioridad de cetuximab frente a bevacizumab en cáncer colorrectal metastásico (CCRm) en primera línea, y sobre el que se ha hablado en el 22º Simposio Internacional de Avances en TTD.

Pregunta. ¿Qué opina de los resultados “no esperados” del Calgb?

Respuesta. Era un trabajo muy esperado porque un estudio previo, el Fire-3, señalaba que había una diferencia importante de supervivencia según se empezara con un biológico o con otro. Pero las expectativas que se crearon acerca de que empezar con un anti-EGFR y seguir con un antiangiogénico era superior a lo contrario no se vieron finalmente corroboradas en el Calgb.

P. Tampoco existe tratamiento estándar actualmente. ¿Qué terapia de inicio le recomienda a estos pacientes?

R. Lo primero que hay que ver es qué paciente tenemos delante y con qué intención lo estamos tratando, si es paliativa o si en algún momento pensamos que puede responder al tratamiento y pasar por el quirófano. En segundo lugar, hay que ver qué tipo de cáncer tiene a nivel biológico, si es RAS mutado o no. En tercer lugar, hay que fijarse en el propio paciente: qué edad tiene, qué comorbilidades… El paciente incluso puede elegir según la toxicidad de los terapias. Estas situaciones también hay que evaluarlas muy despacio a la hora de escoger el mejor tratamiento. Lo que sí está claro es que al paciente hay que darle lo más activo en primera línea: poliquimioterapia con un agente biológico, ya sea un anti-EGFR o un antiangiogénico.

P. Así que depende de cada paciente…

R. Claro, no es lo mismo. Cada uno de los pacientes tiene una realidad y una historia detrás, por lo que pueden tener una patología asociada que haga que un fármaco o un biológico no sea bueno para ellos y otros sí. No es lo mismo que el paciente sea cardiópata, hipertenso o que tenga problemas de coagulación, por ejemplo. Todas estas son cosas tiene que valorarlas el oncólogo para decidir qué terapia es la mejor en cada momento. Lo importante ahora es que los pacientes que estamos viendo tienen un estado general muy bueno durante muchísimo tiempo, con lo cual podemos usar en ellos varias líneas de tratamiento.

P. ¿Esta personalización también se aplica en la cirugía?

R. Tenemos claro que lo que cura es la cirugía y, por eso, tenemos que procurar administrar el tratamiento adecuado a aquellos pacientes no candidatos a cirugía para que, respondiendo a esa terapia, puedan ser operados en algún momento. Se trata de que el paciente sea el centro del sistema y de que todas las herramientas y las armas terapéuticas de las que disponemos se puedan utilizar en el paciente, cada una de ellas en el momento adecuado.

P. ¿Qué otros temas se van a tratar?

R. Se va a profundizar muchísimo en algo que está cambiando el tratamiento oncológico: los factores moleculares y clínicos que nos permiten identificar subgrupos de pacientes que se van a beneficiar más de una u otra terapia. Además, se va a hablar también de los cambios que ha habido desde el punto de vista molecular y de tratamiento en los tumores neuroendocrinos.Y habrá una mesa sobre posicionamiento de nuevos fármacos ya que, aunque sabemos que la innovación es cada vez mayor, también somos conscientes de la dificultad de llevarlos a la cabecera del paciente.