| martes, 19 de marzo de 2013 h |

Un estudio multicéntrico en el que han participado 14 centros hospitalarios del país dirigidos por Manuel Romero, director de la Unidad Médico-Quirúrgica de Enfermedades Digestivas del Hospital Universitario de Valme, en Sevilla, ha revelado ahora que la carga genética es un factor predictivo y de riesgo más importante en el desarrollo de hepatitis C que los condicionantes ambientales como el alcoholismo, el sedentarismo o la obesidad. Es sí, Romero también ha querido dejar claro que los factores ambientales tienen un peso específico suficiente como para poder desarrollar por sí mismos la enfermedad si no se controlan. Para llegar a esta conclusiones, se han analizado hasta 250.000 marcadores genéticos en cerca de 2.000 pacientes provenientes de estos 14 hospitales.

En una primera fase de este trabajo, iniciada en 2010 y en la que se pretendía buscar genes implicados en el desarrollo de esta enfermedad, se cotejaron los datos de 150 pacientes con hepatitis C, así como de personas no infectadas (grupo control). Esta primera fase se llevó a cabo en los hospitales de Valme, Virgen Macarena de Sevilla y el Clínico de Málaga. Posteriormente, en una segunda fase y tras “constatar” la relación genética con el desarrollo de la patología, se extendió a los demás hospitales para la validación de los datos, con la participación de 1.500 pacientes. En cuanto al grupo control, el de personas no infectadas, lo integraron al final 800 individuos.

Una vez analizados los datos de estos pacientes, Romero ha explicado que los genes relacionados con el desarrollo de esta patología, por mutación, son “el PNPLA3, también denominado adiponutrina, encargado de regular la grasa; el PTN3A2 o butirofilina, que se encarga de regular la infección; el RAF4, que también regula la infección; y el gen KLF12, que regula el desarrollo de la anemia”. Romero ha insisitido en la importancia de este hallazgo, ya que “demuestra que el factor genético es capaz de predecir si el paciente se infectará o no de hepatitis C y determina además el tipo de virus por el que lo hará”. El siguiente paso, a continuación, es “el diseño de dianas terapéuticas que nos ayuden a luchar contra la enfermedad, cambiando el curso de su evolución o evitando, incluso, que se infecte el paciente”, ha avanzado este experto. Estas conclusiones ya fueron adelantadas además en el Congreso Nacional de la Asociación Española para el estudio del Hígado, celebrado esto año en Madrid.