Hace ya más de diez años que Manuel Hidalgo, director de la Unidad de Investigación Clínica en Tumores Gastrointestinales del Centro Nacional de Investigacions Oncológicas (CNIO) comenzó a utilizar xenoinjertos derivados de pacientes (PDX). El trasplante de tejido tumoral de una persona en el cuerpo de un ratón para poder observar la evolución del cáncer e incluso prever el comportamiento de un determinado fármaco antes de administrarlo a un paciente supuso en su día una verdadera revolución, si bien actualmente no es tan habitual encontrarlo en la práctica clínica de los centros hospitalarios.
Ahora, concretamente desde hace seis meses, la Fundación Jiménez Díaz (FJD) ha comenzado a utilizar esta técnica, de manera experimental, en pacientes intervenidos de tumores del aparato digestivo, “sobre todo cáncer de colon”, destaca Jesús García-Foncillas, director del Departamento de Oncología del Hospital Universitario de la FJD.
Así, se extrae el tejido tumoral en la propia intervención para, en menos de una hora, implantarlo en estos ratones de laboratorio con el fin de que el tumor se expanda y poder transplantarlo también en otros ratones. De esta forma, es posible probar diferentes combinaciones de fármacos sobre el mismo tumor, dando así finalmente con el tratamiento óptimo para cada paciente.
Con una aplicación eminentemente práctica: diseñar o elegir la quimioterapia más adecuada para el paciente que acaba de ser intervenido, los especialistas de la FJD señalan también la importancia de usar ratones inmunodeprimidos para evitar rechazos y comprobar que el tejido esté “limpio”, es decir, que no haya muestras de tejido no tumoral y que no incluya células necrosadas.