Sesiones clínicas, sesiones teóricas y magistrales en las que se analizan los tratamientos más actuales para diferentes tumores oncológicos, la accesibilidad a los fármacos, la adherencia terapéutica y la ética en la práctica clínica son algunos de los temas de los que se ha hablado durante el VIII Curso de Atención Farmacéutica Integral en Oncología, patrocinado por Bristol-Myers Squibb.
La coordinadora del mismo, Beatriz Bernárdez, subrayó que son 18 los farmacéuticos oncológicos que han asistido desde diferentes regiones de España, con el objetivo de conocer el modelo de trabajo del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS).
Tener un farmacéutico integrado en un equipo multidisciplinar o una consulta propia para el paciente oncológico era algo que no se concebía en ningún hospital de España, contó Bernárdez. Finalmente, tras ocho años realizando este curso, ese modelo no sólo ha sido posible, sino que se ha instaurado en hospitales de referencia como el Hospital Son Espases y el Hospital Son Llàtzer (Palma de Mallorca), el Hospital Marqués de Valdecilla (Santander), el Hospital Universitari Vall d’Hebron (Barcelona), etcétera, comentó la coordinadora.
Pacientes
Asimismo, Bernárdez quiso recordar que la columna vertebral del curso son los pacientes oncológicos y que lo que se busca es que “aquellos hospitales donde estén ingresados los pacientes cuenten de manera continua y asistencial con un farmacéutico oncológico a su disposición, que le pueda proporcionar información adaptada”.
En este sentido, el director de la Unidad de Innovación del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Clínico San Carlos, Julio Mayol, destacó que para que el paciente sea el eje del sistema sanitario es imprescindible, entre otras cosas, un modelo basado en resultados.
“Necesitamos hacer innovación en el ámbito sanitario, social y tecnológico , porque, teniendo esas tres cosas, se podrá conseguir un nuevo sistema sanitario basado en proveer el mayor valor a los pacientes; un valor personalizado, una sanidad que dé buenos resultados en salud y que permita una distribución justa de los recursos limitados para obtener el mayor beneficio social”, resaltó Mayol, durante su conferencia magistral.
De lo que se trata, según Bernárdez, es de que el paciente perciba que su enfermera, su auxiliar, su oncólogo y la farmacéutica forman parte del mismo equipo y que todos están en el mismo barco”.
Por ello, para Mayol, uno de los retos de la sanidad española es lograr que “el paciente sea quien diga qué resultados son relevantes y, finalmente, con esos datos tomar decisiones que contribuyan a la reorganización del sistema”. Así, será más factible conseguir pacientes empoderados; pacientes con capacidad para tomar decisiones.
Inmunoterapia
Otro de los temas que se trataron durante el curso fue el papel que tiene la inmunoterapia en el campo de la oncología.
El jefe del Servicio de Oncología Médica del CHUS, Rafael López, destacó durante la sesión teórica ‘Innovación en oncología’ que, pese a que esta terapia “lleva mucho tiempo presente, hasta ahora no había habido grandes avances que se manifestaran en resultados terapéuticos”.
Sin embargo, en los últimos años han aparecido algunos fármacos, como por ejemplo el ipilimumab, que “está abriendo nuevos campos en el tratamiento a través del sistema inmunitario del cáncer”. Se trata de anticuerpos monoclonales —como ipilimumab y los antiPDL1—, que bloquean unos receptores en la membrana celular que hacen que “los linfocitos que están ‘dormidos’ y no reaccionan contra los tumores vuelvan a ejercer su función, ataquen a los tumores y los eliminen”.
Tal y como expresó el especialista, lo más novedoso es “la extracción de los linfocitos de los pacientes para modificarlos genéticamente y conseguir que expresen ciertos antígenos y, después, se vuelven a introducir en el paciente para que desarrollen su función”.
Los avances científicos son constantes, afirmó López, al tiempo que advirtió de que aún hay margen para actuar. “A día de hoy, se curan el 60 por ciento de los tumores, pero todavía queda un 40 por ciento que se puede mejorar”, señaló.
También incidió en la importancia de la farmacogenética y la farmacogenómica en oncología, dado que ayuda a seleccionar poblaciones a las que, posteriormente se les administrará un tratamiento u otro.
“Aunque se sabe que cada persona es distinta y que cada tumor es distinto —incluso hay quien se atreve a decir que cada célula tumoral es diferente—, necesitamos hacer agrupaciones [de pacientes] para poder tratarlos”, aseguró López. “Es imposible tener un fármaco para cada paciente, o cada tumor”, continuó, al tiempo que añadió que “seleccionando mejor a la población, se aumenta progresivamente el índice de éxitos”.
Finalmente, los tres profesionales remarcaron que este curso es clave, al igual que la figura del farmacéutico oncológico. Mayol resaltó que el boticario es fundamental por sus conocimientos e implicación en relación con el oncólogo, dado que el uso de medicamentos entraña ciertos riesgos. A su vez, Bernárdez manifestó que esta figura está cada vez más consolidada y que el intercambio entre farmacéuticos y oncólogos es “muy enriquecedor” para ambas partes y, aparte, López concluyó, alegando que el farmacéutico es un profesional de “gran ayuda”.
Julio Mayol, director de Innovación del Hospital Clínico San Carlos
Necesitamos un modelo basado en resultados para que el paciente se convierta en el eje del sistema”
Beatriz Bernárdez, Curso de Atención Farmacéutica Integral en Oncología
Enfermeras, auxiliares, oncólogos y farmacéuticos están en el mismo barco”
Rafael López, jefe del Servicio de Oncología Médica del CHUS
Es imposible obtener un fármaco para cada paciente o para tratar cada tipo de tumor”