El farmacéutico de hospital es clave para hacer un uso eficiente del medicamento y de los productos sanitarios por su capacidad para seleccionar y posicionar bien los nuevos medicamentos que llegan al mercado valorando la eficacia, la seguridad, la conveniencia, las preferencias del paciente por un tipo de medicación u otra y, por último, el análisis farmacoeconómico. Así lo aseguró a GM Miguel Ángel Calleja, presidente electo de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) y jefe del Servicio de Farmacia del Hospital Virgen de las Nieves Granada, en el marco de un proyecto para la mejora en la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud de la Fundación Gaspar Casal y Teva.
En este sentido, agregó que, si el papel del farmacéutico es clave hoy, más lo será en adelante, ya que se está empezando a dar el siguiente paso consistente en que no solo se evalúen los fármacos al incorporarlos sino que, después, se analice la efectividad y seguridad real en los pacientes que se tratan con los mismos.
Y es que esa evaluación puede modular el precio de la innovación porque, aunque un medicamento aporte algo frente al anterior, si no acaba siendo lo efectivo y seguro que se esperaba, se podrá pagar menos por él que si cumple con todas las expectativas puestas en el mismo.
En el caso la esclerosis múltiple, por ejemplo, donde la evaluación de resultados en salud que realiza el neurólogo es muy exhaustiva y periódica, podría ya aplicarse este método de pago por resultados.
Asimismo, este pago por resultados puede complementarse con los acuerdos de techo de gasto, ya que no son medidas excluyentes, aunque Calleja abogó por tomar este tipo de decisiones a nivel nacional o, en su defecto, autonómico, y que no sea diferente en cada centro.
También en relación con la sostenibilidad del sistema, la adherencia a los tratamientos prescritos es clave. Es que si se mejora el cumplimiento farmacoterapéutico, se consigue que el medicamento sea más efectivo y se puede llegar a que los resultados obtenidos en el ámbito hospitalario sean similares a los que se consiguieron en el ensayo clínico.
“Cuando no hay adherencia, es mucho más fácil que el medicamento no sea efectivo y que el paciente no responda correctamente”, subrayó el actual vicepresidente de la SEFH para añadir que cuando un tratamiento no es efectivo en un paciente, lo que suele ocurrir es que se le cambia a otro y, frecuentemente, ese otro es más caro.
Además, más importante que lo anterior, Calleja incidió en que se está perdiendo “un tiempo precioso” en el que el paciente, por no tomarse adecuadamente su medicación, no está consiguiendo el resultado de salud que desea y, en patologías como la oncológica o la esclerosis múltiple, en las que “el tiempo es oro”, ni sanitarios ni pacientes pueden permitirse esa pérdida.