modelo/ Una de las metas pasa por que el paciente sea consciente de que su proceso mejora por la implicación del farmacéutico, dice Share

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josé garcía Madrid | viernes, 27 de abril de 2012 h |

Incluir al farmacéutico en todos los equipos del hospital y lograr que el paciente sea consciente de que uno de los motivos de su mejora es la implicación del farmacéutico en ellos son requisitos indispensables dentro de un modelo de práctica farmacéutica que contribuya a una utilización óptima de los medicamentos. Así lo plantea Rita Share, directora del servicio de Farmacia del Centro Médico Cedars-Sinai de Los Ángeles, que apunta como objetivo fundamental del farmacéutico en un hospital avanzar en la profesión por el beneficio del paciente, su seguridad y la eficacia de la medicación. “Y hay que encajar todo ello en un contexto económico difícil”, puntualiza.

Durante su participación en el International Colloquium 2012 Hospital Pharmacy, organizado por los hospitales Gregorio Marañón y Clínic y la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), Share —que trabaja en Estados Unidos un centro privado sin ánimo de lucro con 2.000 médicos y enfermeros— insiste en que cuando hay un equipo responsable del paciente, el farmacéutico debe formar parte de él, sobre todo con pacientes de alto riesgo. “Sin dicho profesional, el cuidado del paciente no es igual. Un buen farmacéutico genera demanda de otros farmacéuticos”, señala.

Share concreta que no existe un único modelo de práctica farmacéutica sino que “dependerá de la tecnología, la plantilla y las prioridades de la organización”. Ahora bien, una de las claves está no sólo en disponer de tecnología avanzada, sino en que el profesional explote al máximo sus capacidades, y se apoye en técnicos en aspectos como la distribución y la seguridad de los medicamentos. “Hay que demostrar que se usa la mano de obra y el producto a través de procesos eficaces de cara a la salud del paciente”, añade.

Liderazgo y responsabilidad

Además, según sus palabras, en Estados Unidos ha tenido mucha demanda el farmacéutico que entiende las implicaciones de la tecnología y todos los aspectos técnicos. Para esta experta, para entender bien al paciente el farmacéutico debe implicarse en todos los procesos, incluidos la realización de solicitudes y pedidos. En el modelo farmacéutico que plantea todos los miembros del equipo deben formar parte de la toma de decisiones y los cambios a realizar. Share insta a definir la farmacia de una forma coherente y clara, ya que dentro del colectivo está bien definida, pero, asegura, “los médicos y enfermeros que trabajan con nosotros no lo tienen tan claro”.

Por tanto, apela al liderazgo del farmacéutico en los comités de decisión, y a su responsabilidad para cambiar procesos siempre en función de las necesidades del paciente. Asimismo, considera fundamental definir los servicios básicos que necesita el paciente en un hospital, “área donde queda trabajo por hacer”. Otra idea importante es la de responsabilidad por el sistema de distribución de fármacos. “Es esencial cómo se integra con las nuevas tecnologías. Entender la manera de usar las tecnologías para dar apoyo a nuestra función y apoyo sanitario al paciente es el inicio de la seguridad”, insiste, y con ello se pueden evitar muchos errores. Con Enfermería “tenemos registros electrónicos y administración mediante códigos de barras, a través de los cuales hemos logrado reducir toda posibilidad de error”. Ahora bien, Share aclara que “no basta con la tecnología para lograr la seguridad absoluta, se necesitan profesionales inteligentes que sepan cómo se usa esa tecnología con seguridad y eficacia”. En definitiva, en opinión de Share, el modelo de práctica farmacéutica se fundamenta en la definición de servicios nucleares, trabajo en equipo, con farmacéuticos especializados y técnicos, y una captación y formación constante para garantizar la competencia de la plantilla. Además, se han cambiado procesos para que el farmacéutico pase más tiempo con el paciente y se ha hecho un seguimiento posclínico que está mejorando la adherencia de los tratamientos, así como buscar alianzas y apoyos con médicos y enfermeros. La experta también se marcó como objetivo revisiones anuales desde un punto de vista farmacéutico.

Por su parte, William Churchill, director del servicio de Farmacia del Hospital Brigham and Women de Boston, se refirió durante la misma reunión al farmacéutico como el líder que ha de impulsar los cambios.

Patrón oro

Así, aludió al farmacéutico “patrón oro” como el encargado de dar cuidados, tomar decisiones en la farmacia o a pie de cama, con capacidad de aprender durante toda su vida y de enseñar a médicos, gestores y pacientes, con máximos conocimientos, investigador, innovador, y transmisor del valor que la farmacia aporta. Según Churchill, los expertos del mañana tienen que controlar la tecnología informática, y encargarse de los servicios de distribución de fármacos. Para el experto, se debe pasar de un modelo hospitalario a otro ambulatorio, y centrarse en la seguridad del paciente y su medicación. “Tenemos que revisar nuestra tecnología y procesos para llegar al error cero”, demandó. Para ello, a su juicio, “hay que trabajar de forma conjunta con médicos y enfermeros para obtener el máximo nivel de eficacia y seguridad”.

Otra idea clave para Churchill es que los servicios de Farmacia estén conectados con el resto de servicios, y apeló a la tecnología robótica y a la innovación para mejorar la calidad, eficacia y productividad, y reducir costes. “Hay que ser ágiles en la toma de decisiones. El farmacéutico tiene que recuperar el papel de liderazgo que tiene ahora la enfermería, asumir riesgos y aprender de los errores”, dijo, ahora bien, “no hay nada que pueda sustituir la habilidad del farmacéutico que trabaja a pie de cama. La tecnología nos puede ayudar, pero sin un magnífico equipo detrás se pueden cometer errores”, concluyó.