La enfermedad de Parkinson es multiorgánica, neurodegenerativa y afecta a una de cada mil personas en todo el mundo. Actualmente, se estima que más de seis millones de personas sufren esta enfermedad multifocal y, según la Sociedad Española de Neurología (SEN), en España hay unos 150.000 afectados, muchos de ellos todavía sin diagnosticar.
El dato menos alentador es que, hoy en día, “el párkinson no se frena con nada”, declaró a GM Médica María Cruz Rodríguez-Oroz, del departamento de Neurociencias del Instituto de Investigación Sanitaria BioDonosti (San Sebastián).
Rodríguez-Oroz, quien a su vez fue la codirectora de la reunión científica Lundbeck que tuvo lugar en Sitges (Barcelona) sobre la enfermedad, advirtió de que la muerte neuronal no se puede detener, ni enlentecer. “De momento, la enfermedad sigue su curso” y a pesar de que “hay muchos estudios para intentar lograr tratamientos que vayan en este sentido, no hay nada eficaz en este momento”, precisó.
Algunas de las primeras manifestaciones clínicas de esta enfermedad son la hipoxia, los trastornos del sueño o la depresión. No obstante, recalcó la codirectora, “nada de esto es suficientemente específico, ni suficientemente claro” ya que se necesita mucha más información al respecto. “Hay indefinición en esta fase prodrómica”, agregó.
Durante el encuentro, que contó con la presencia de cerca de 200 especialistas, se debatió sobre la situación actual de dicha patología tanto desde el punto de vista científico como clínico, y se analizó, entre otros temas, cómo ha mejorado la calidad de vida de los pacientes y si la neuroprotección es todavía uno de los retos pendientes.
En relación con las opciones terapéuticas, Rodríguez-Oroz indicó que en el próximo año no habrá nuevos medicamentos en el mercado. “Puede que en los próximos años aparezcan algunos fármacos, pero de momento, de manera inmediata, no hay nada concreto”, señaló.
A pesar de la falta de métodos que consigan combatir la enfermedad de Parkinson, al menos en las fases iniciales, la calidad de vida siempre mejora con el tratamiento farmacológico. En el momento en el que los especialistas realizan el diagnóstico y se empieza a administrar el fármaco más adecuado, el enfermo siente cómo los síntomas se mantienen bajo control y puede llevar a cabo actividades con cierta normalidad, al tiempo que disfruta de la mejor calidad de vida posible durante el mayor tiempo posible.
En este sentido, la codirectora aseguró que no hay casos refractarios, ya que si un paciente no mejora nada o muy poco con medicamentos, sería necesario replantearse el diagnóstico. Respecto a cómo valoraba el descubrimiento que realizaron científicos de San Francisco (California, Estados Unidos), quienes descubrieron que la interacción de las proteínas LRRK2 y alfa-sinucleína en el cerebro promueve la degradación y la muerte de neuronas, que conducirá posteriormente a desarrollar párkinson, la investigadora indicó que habrá distintos tratamientos centrados tanto en cada una de las proteínas de modo independiente como teniendo presente su interacción, aunque se desconoce el rendimiento que tendrán. Este descubrimiento, además, abre la puerta a la creación de fármacos dirigidos a los mecanismos subyacentes de la enfermedad.
Principales retos
En los últimos años se ha producido una evolución en cuanto al conocimiento y tratamiento de la enfermedad, pero queda “mucho camino por delante”.
El principal reto consiste en definir cuál es el inicio de la enfermedad, a través de síntomas clínicos o pruebas diagnósticas, biomarcadores serológicos o de otro tipo que proporcionen la información necesaria para poder saber qué persona se encuentra en una fase inicial de la enfermedad y que, posteriormente, padecerá problemas motores. En segundo lugar, destacó la codirectora, es importante conseguir un tratamiento neuroprotector, puesto que aunque se lograse el primer reto, si después no existen opciones terapéuticas el problema no se resuelve. “
“Ambas cosas son necesarias: tener un buen grupo de síntomas y biomarcadores que nos permitan definir la población que está teniendo el proceso en marcha y tener tratamientos neuroprotectores a los que estas personas puedan acceder”, puntualizó.
Finalmente, incidió en que, por ejemplo, el temblor se controla “muy bien”, gracias a la cirugía, pero si con el desarrollo de elementos biotecnológicos —exoesqueletos robóticos— se consigue eliminar el temblor en reposo de manera simple, “sin duda tendrán futuro”.