“La tecnología aplicada a la diabetes está evolucionando a un ritmo muy rápido y la Administración debe adaptarse a los nuevos enfoques que la enfermedad está requiriendo”. Así lo asegura a GM María José Goñi, especialista del Servicio de Endocrinología del Complejo Hospitalario de Navarra, después de que el pleno del Parlamento de la Comunidad Foral aprobase la semana pasada por unanimidad una resolución por la que se insta al Gobierno de la CC.AA. a crear una Unidad Funcional para personas adultas con diabetes.
En cambio, se rechazó un epígrafe que contemplaba ‘incluir los sensores de glucosa en las prestaciones farmacéuticas’. Se habla de sensores de glucosa sin hacer distinciones. ¿Son todos iguales?, ¿son intercambiables? No.
“Un error ha sido incluir el sistema Free Style como un sistema más de monitorización continua de glucosa (MCG), cuando en el documento en el que se basa la decisión no se incluía”, advierte la experta, al tiempo que recalca que se debería tener en cuenta el Documento de Consenso de la SED, SEEN y SEEP publicado el 27 de junio, en el que se establecen las indicaciones de los casos concretos en que se deberían financiar estos sistemas, en base a un riguroso análisis de la evidencia científica actualizada. “Se incluye, además, un análisis de coste-efectividad y una revisión de la situación actual de financiación en los distintos países. Se diferencia claramente la indicación de la financiación de la monitorización”, añade.
“Son sistemas costosos y todavía falta evidencia, pero que en casos concretos suponen un beneficio muy importante para el paciente”, deja patente Goñi.
¿Cuáles son esos casos? De acuerdo con la endocrinóloga, debería financiarse en aquellos pacientes en los que su especialista “considere indicado su uso y financiación y en los que asegure un soporte de educación diabetológica que permita su adecuada utilización”. Debe tenerse en cuenta “el considerable ahorro directo en tiras de glucemia”, ya que el paciente va a realizar muchas menos mediciones de glucosa capilar. Aparte, “el uso adecuado del sistema, con una correcta interpretación y ajuste del tratamiento en base a la información que se obtiene, debería suponer un ahorro derivado de un menor número de hipoglucemias e hiperglucemias con el consecuente menor numero de consultas medicas, atención en Urgencias, perdidas de horas laborables, etc”, indica la experta, añadiendo que a largo plazo también supone un mejor control y un menor numero de complicaciones crónicas.