GACETA MÉDICA Barcelona | viernes, 20 de junio de 2014 h |

Las técnicas de mínima invasión van avanzando en el tratamiento de distintas patologías de próstata. Por un lado, una nueva técnica de desarrollo español permite curar la hiperplasia benigna de próstata (HBP) en una sola intervención.

Se trata de la enucleación prostática basada en láser verde, que en la primera reunión internacional de expertos en esta cirugía se ha presentado como una técnica que multiplica la eficacia de la convencional, extrayendo todo el tejido tumoral benigno sin sangrado y permitiendo detectar cáncer de próstata oculto.

Fernando Gómez Sancha, jefe del Servicio de Urología de la Clinica Cemtro y director del Instituto de Cirugía Urológica Avanzada (ICUA), ha sido el creador de esta técnica que, como defiende, permite disminuir y mejorar el postoperatorio y el riesgo quirúrgico y reducir la tasa de complicaciones, como el sangrado, en comparación con la cirugía convencional.

A diferencia de la fotovaporización, que ya utilizaba el láser verde desde el año 2003, la enucleación consigue extirpar todo el tejido adenomatoso, “lo que evita una tasa de reintervenciones de entre el 15 y el 20 por ciento al cabo de 5 años”, y es válida para la intervención de próstatas grandes, según se ha publicado recientemente en World Journal of Urology.

En cuanto al riesgo de incontinencia urinaria y disfunción eréctil asociados a la cirugía convencional, Gómez Sancha asegura que con la enucleación la probabilidad de estos efectos adversos es muy baja. Por ejemplo, tras más de 3.000 intervenciones, se ha recuperado la capacidad miccional en el 99 por ciento de los casos.

Por otro lado, un nuevo test permitiría reducir a la mitad las biopsias que cada año se realizan en España —aproximadamente 10.000— para el diagnóstico del cáncer de próstata.

En Europa, estos tests desarrollados por Opko en colaboración con el Memorial Sloan-Kettering Center de Nueva York, se analizarán en el Hospital Clínic de Barcelona.

Será una prueba complementaria al PSA, que se seguirá midiendo, y que permitirá tener los resultados en 48 horas —frente a la media de 10 días de la biopsia—. Además de ahorrar biopsias innecesarias, permitirá diferenciar entre el cáncer agresivo, que requiere tratamiento con cirugía o radioterapia, y el no agresivo, que puede ser vigilado y no tratado durante un tiempo.