Hepatología/ 63º Encuentro Anual de la Assld

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R. c. Madrid | viernes, 16 de noviembre de 2012 h |

El tratamiento combinado de boceprevir con interferón permite disminuir la dosis de ribavirina, controlando así la anemia, uno de los principales efectos secundarios de estos tratamientos. Los datos, presentados durante la celebración del 63º Encuentro Anual de la Asociación Americana para el estudio de las Enfermedades Hepáticas (Aasld), en Boston, tienen una especial repercusión en “el tratamiento de los pacientes con cirrosis establecida, mucho más difíciles de tratar que aquellos con hepatitis crónica, ya que tienen más complicaciones y el tratamiento es más peligroso”, apunta Rafael Esteban Mur, jefe de Servicio de Medicina Interna y Hepatología del Hospital Vall d’Hebrón de Barcelona.

Hasta el momento, la utilización combinada de interferón y ribavirina no permitía la disminución en la dosis de esta última. Ahora, con la incorporación de boceprevir 200 mg, según la investigación presentada por MSD, es posible disminuir la dosis de ribavirina, reduciendo los niveles de anemia del paciente cirrótico, sin interferir en los resultados de eficacia del tratamiento que, como apunta Mur, ofrece cifras del 65 por ciento de curación. Unas cifras, las de este estudio, que se suman a las de investigaciones anteriores y que Esteban Mur espera que sirvan para que “las comunidades autónomas reflexionen y autoricen estos tratamientos”. En su opinión, las razones económicas no pueden ser un motivo suficiente.

Además, la investigación ofrece unas tasas de respuesta viral sostenida (RVS) parecidas en estos pacientes independientemente del momento en que la persona comience con la reducción de ribavirina, el número de pasos que sean necesarios o la dosis más baja que le sea administrada (entre 400 y 1000 mg/día). Eso sí, la investigación sí señala que las tasas de RVS en pacientes que recibían menos del 50 por ciento de la dosis total de ribavirina eran inferiores a las de aquellos pacientes que recibían, como mínimo, el 50 por ciento de la dosis asignada.

Todavía más potente que boceprevir es MK-5172, un inhibidor de la proteasa NS3/4A todavía en fase II pero que, según las primeras investigaciones, “es efectivo en pacientes resistentes a boceprevir u otros inhibidores”, afirma Esteban Mur. Además, otra de las ventajas de esta nueva molécula es que se puede administrar una sola vez al día. Tal y como apuntan los primeros resultados provisionales, el 96 por ciento de los pacientes que recibieron 100 mg una vez al día de MK-5172 en combinación con ribavirina negativizaron el ARN del virus de la hepatitis C (VHC) a las doce semanas de tratamiento, comparado con el 54 por ciento del grupo control.

Otro de los estudios presentados en el congreso de la Aasld ofreció datos positivos en el tratamiento de pacientes infectados por VIH y VHC. Según esta investigación, el 74 por ciento de los pacientes coinfectados por ambos virus lograban valores de ARN del VHC inferiores a 25 UI/ml a las 24 semanas de tratamiento con la triple combinación de telaprevir, interferón pegilado alfa y ribavirina, frente al 45 por ciento de pacientes controlados por placebo.

Futuro

Combinaciones orales y tratamientos sin interferón se vislumbran ya como el futuro de los tratamientos para la hepatitis C. “Hay mucha investigación y probablemente, en pocos años, los tratamientos cambiarán por completo”, asegura Esteban Mur. Un futuro no tan lejano, porque ya en este congreso se ha presentado un estudio que demuestra la eficacia de combinaciones orales de antivirales de acción directa en el tratamiento de pacientes con VHC. Concretamente, la utilización de daclatasvir en combinación con sofosbuvir consiguió altas tasas de RVS a las doce semanas de tratamiento en pacientes naïve infectados por VHC de genotipo 1, 2 y 3.

Además, ya hay incluso investigaciones que ofrecen resultados positivos sin interferón e incluso sin ribavirina. Así, el tratamiento con el inhibidor de la proteasa ABT-450 en combinación con ABT-26 y/o ABT-333 más ribavirina, sin la utilización de interferón, ofreció altas tasas de RVS en pacientes con VHC de genotipo 1 no cirróticos. Y otro de los estudios presentados demostró buena tolerancia y una alta tasa de RVS en pacientes con hepatitis C crónica de genotipo 1, sobre todo IL28B-no CC y GT1a, tratados con DCV (inhibidor de la replicación de NS5A), ASV (inhibidor de la proteasa) y BMS-791325 (un inhibidor de la polimerasa), sin utilizar ni interferón ni ribavirina en las primeras doce semanas.

Hasta hace pocos años, la única terapia para VHC era la combinación interferón y ribavirina