ENTREVISTA/ Su nuevo cargo centraliza la investigación de todo el departamento

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| viernes, 12 de febrero de 2010 h |

Toni Martínez

Valencia

El doctor José Vicente Castell ha sido nombrado director de Investigación del Departamento de Salud Valencia La Fe, con lo que se concreta la apuesta por dar una mayor relevancia a la actividad científica.

Pregunta. ¿Qué supone este nombramiento?

R. La trascendencia de esto es que, además de que haya una dirección médica y de docencia, se ha creado una de investigación, eso es lo importante más allá de quien la dirija. Con esta nueva dirección se consolida una apuesta dentro de la coherencia interna de proyección hacia el futuro, una apuesta decidida hacia la investigación, un gran paso dado por parte de la Gerencia para aumentar su peso específico de la investigación. En ocasiones gestos como estos tienen una gran importancia.

P. ¿Puede hacernos un balance de sus ocho años al frente de la Fundación?

R. Nosotros durante el primer periodo de funcionamiento lo que hicimos es ver qué era lo que teníamos. Había un grupo de investigación estable y definido que era personal de plantilla, ellos históricamente desde que se creó el Hospital La Fe, solamente se dedicaban a eso, eran 17 ó 18 personas. Luego había también personal del mismo centro que hacía investigación, pero todos de forma separada. Lo que hicimos fue tratar de crear una cultura, un ambiente propicio a favor de la investigación, crear un producto atractivo, definido y claro. Nosotros, como hospital universitario, además de enseñar y de atender a los pacientes, que es lo más importante, teníamos que ser innovadores. Eso fue lo que se intentó potenciar, no ya la investigación clínica, sino algo más traslacional.

P. ¿Qué problemas tenían esos grupos?

R. Básicamente dos: uno, el pequeño tamaño; y el segundo era la poca relación que había entre ellos, la escasa comunicación. La fundación fue instaurando una cultura de fomentar el desarrollo de la colaboración, que se ha traducido en las cifras que tenemos y fuimos hacia la concreción de grupos estables con mucha más sostenibilidad y eficiencia.

P. ¿Y de ahí nace la idea de la acreditación de grupos?

R. Sí, era una manera de invitar a la gente para que trataran de asociarse ente ellos, y constituyeran grupos de un mayor tamaño (mínimo 10) y con un carácter interdisciplinar (no se trata de que el servicio reproduzca lo mismo), les animamos a que se definiesen. Lo que se les pidió en ese momento es un proyecto a largo plazo (unos cinco años), con una voluntad formativa y que lo pudiéramos evaluar externamente.

P. ¿La mayoría de edad les llegó con la acreditación del Instituto Carlos III?

R. Sí, no hablamos de una pequeñez, prueba de ello es que sólo la tienen cinco centros más. Antes de que llegará la definición del instituto, y sus condiciones, nosotros ya trabajamos con una concepción más integral de hospital. De hecho, en el año 2001 ya estábamos reflexionando sobre lo que queríamos ser, entonces, nos encontramos con la definición del Carlos III y vimos que había un proceso de convergencia de un 60/70 por ciento con lo que ya hacíamos, así que sólo tuvimos que adaptar nuestra estructura para cumplir esos requisitos.

P. En la fundación, ¿cómo se combina la clínica con la básica?

R. En un hospital como éste es una obligación. La fundación es el armazón, las personas que trabajan y el receptáculo es el hospital- Simplemente hay unos hilos de conexión entre los dos tipos de investigación porque lo que se pretende es abordar problemas y se fomenta desde el principio la relación interprofesional.

P. Sí, pero si esos hilos no están bien hilvanados…

R. Pues aquello no funciona, parte de la acreditación consistía en eso. Para que un grupo estuviera acreditado les pedíamos un historial previo de estar colaborando. En los grupos acreditados se les decía concretamente que la investigación básica y clínica tenía que estar trabada y concatenada. Aquí tenemos que hacer este tipo de cosas con la mirada puesta en el enfermo de una forma próxima. Hay mucho trabajo que se puede hacer pero con los recursos que tenemos hay muchos problemas relativamente próximos que se pueden abordar. Ése es uno de los elementos fundamentales, el tratar de instaurar una investigación traslacional, de calidad, que se retroalimente: el clínico ve un problema, se generan ideas básicas, se desarrollan modelos, conceptos y pruebas y se vuelve otra vez a él para ver si aquello funciona o no.

P. ¿Ésa es la base del éxito?

R. Yo creo que es muy importante. Problemas fáciles no quedan casi ninguno en la investigación en medicina, lo que queda es todo complicado, quiere decir que tiene muchas facetas y ángulos y es difícil abordarlo uno solo y desde una única perspectiva. La visión clínica es importante porque en definitiva marca y te dice qué está ocurriendo, pero si no hurgas para conocer un poco los mecanismos es muy difícil encontrar una solución que vaya más allá de lo que ahora se conoce y que sea innovadora. Aun así, no hay garantía de éxito, hay situaciones que no se pueden traducir fácilmente en un beneficio directo.

P. De las líneas de investigación, ¿cuál destacaría?

R. Es difícil destacar alguna y todas, las cinco tienen incidencia en la clínica. Por ejemplo, la de hematología centra su investigación clínica fundamentalmente en leucemia o en el trasplante de cordón umbilical, desde el aspecto más molecular hasta las pautas de tratamiento más innovadoras. El grupo de bioquímica abarca problemas muy interesantes que tienen que ver con las plaquetas, la circulación, o la muerte súbita. Pero déjame que me mencione yo, el grupo de hepatología, que hemos sido los primeros en hacer el trasplante celular en España, sin contar que el doctor Mir es el que más hígados ha trasplantado en todo el país.

P. ¿Acreditarán nuevos grupos?

R. Hay como seis o siete grupos más que están en el proceso de acreditación. Son grupos que llevan un tiempo trabajando y pensamos que han llegado al grado de madurez. Ahora estamos en condiciones de darle una forma y que nos examinen en el exterior. Ésas son las piezas sobre las que se ha construido el instituto.

P. ¿Qué supondrá la Nueva Fe?

R. Por una parte ilusión, estrenar piso siempre está bien. No tendremos todo el espacio que yo quisiera porque yo tenía aspiración de crecer todavía mucho más, aunque estaremos mejor que aquí. Estaremos en la torre 1, que tiene unos 10.000 metros útiles que compartiremos con los laboratorios centrales. Lo que sí cambiaremos radicalmente es que estaremos todos juntos, los básicos y los clínicos, no como ahora que estamos algo más desperdigados.