br
El Instituto de Investigación sanitaria del hospital La Fe de Valencia lidera dos proyectos multicéntricos que tienen la neonatología como centro de sus trabajos y que, coordinados por el doctor Máximo Vento, empezarán en pocos meses su primera fase clínica.
El primero de ellos analiza la posibilidad de introducir la administración del topiramato (un anticonvulsivo) en el tratamiento de la encefalopatía hipóxico-isquémica (EHI).
Como explica la doctora Ana Gimeno, “el tratamiento actual que se muestra más adecuado es el que se hace con hipotermia, bajando a 33,5 grados la temperatura del bebé y mantenerlo durante 72 horas, pero pensamos que añadiendo un anticonvulsivo podemos mejorar las previsiones”. A su juicio con el topiramato se conseguiría que los pacientes tuviesen menos convulsiones y se mejoraría el neurodesarrollo a largo plazo.
La encefalopatía hipóxico-isquémica produce una situación de excitación neuronal y liberación de mediadores que conducen a la destrucción neuronal en el momento de la asfixia y después. “El topiramato podría reducir esa excitabilidad y lograr un aumento de la franja horaria a la que se podría aplicar la hipotermia que actualmente se reduce a las primeras seis horas de vida del recién nacido”, señala la doctora Gimeno. Si se confirmasen los pronósticos, se podría retrasar la hipotermia lo que sería una ventaja para cubrir aquellas situaciones en las que el nacimiento se produce en situaciones alejadas de un centro adecuado para su aplicación.
Oxígeno a prematuros
Otro de los estudios que está realizando el área de neonatología de La Fe es una investigación multicéntrica europea que busca “sentar mejor las bases de la reanimación de niños prematuros en cuanto al oxígeno que se les debe suministrar”, tal y como explica una de sus responsables, la doctora Pilar Sáez.
“Queremos comprobar algo que ya se está viendo pero sobre lo que no hay una evidencia clara, y es que no todos los casos de prematuros extremos necesitan de oxígeno y que incluso puede ser contraproducente”, indica la doctora Sáez.
Los responsables del proyecto han fundamentado su tesis en estudios experimentales y clínicos ya existentes gracias a los cuales se ha demostrado que las intervenciones realizadas sobre prematuros extremos en la sala de partos podrían facilitar la aparición de patologías a medio y largo plazo que complicasen la evolución de estos pacientes.
Para reducir estas complicaciones se busca adecuar la dosis de oxígeno, algo que, si diese resultado, lograría un cambio en la forma de abordar a los bebés prematuros y su forma de reanimación. Gracias a este estudio se podría equiparar la situación de los prematuros de los nacidos a término que ya reciben el oxígeno adecuado para que su saturación sea la correcta, algo que, en el caso de los bebés prematuros, depende de cada hospital.